No limites tu bendicion
NO LIMITES TU BENDICIÓN
“Por lo tanto, el SEÑOR espera para apiadarse de ustedes. Se levanta para mostrarles compasión. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia, afortunados todos los que esperan en él.” Isaías 30:18
Nuestro comportamiento no cambia el amor incondicional de Dios hacia nosotros, pero sí puede influir en cómo experimentamos Su favor y Sus bendiciones. Permíteme compartirte una breve anécdota que ilustra esto:
Había una vez un agricultor que poseía un campo fértil, pero se descuidaba en mantenerlo. No lo regaba ni lo limpiaba. Aunque la tierra tenía un potencial increíble, las malas hierbas sofocaban el crecimiento de las semillas. El agricultor no dejó de ser dueño del campo, pero al no cuidarlo, nunca pudo disfrutar de una cosecha abundante.
Dios, como dueño de nuestras vidas, siempre nos ve como Sus hijos amados. Sin embargo, nuestras acciones —como obedecer Su Palabra o vivir en santidad— preparan el terreno para que Su bendición florezca. Tal como el agricultor no pudo disfrutar de los frutos debido a su descuido, nuestras actitudes o comportamientos pueden limitar cuánto recibimos de Su plenitud.
Cuando vivimos conforme a Su voluntad, le decimos a Dios: “Estoy listo para lo que tienes para mí”. Así, nuestras vidas se convierten en un terreno fértil donde Su gracia se manifiesta abundantemente.
¿Qué bendición podemos estar limitando hoy debido a nuestras actitudes o decisiones? Es algo que vale la pena reflexionar y poner en manos del Señor.
Habrá ocasiones en que exhibamos hábitos y comportamientos tan destructivos que Dios no podrá bendecirnos. Pero si aceptamos la responsabilidad por nuestros pecados y sus consecuencias, entonces podremos volvernos al Señor y pedirle que nos ayude a cambiar los patrones de conducta que minan nuestro bienestar. Podremos declararle a Dios: «Ayúdame, por favor, a no volver a hacer eso. Muéstrame cómo andar en tus caminos. Dame el valor y la fortaleza para obedecerte a fin de que mi vida mejore».
Para pensar.
El Señor siempre honra esta clase de oración. Así que responsabilízate de tus actos y deja que Dios le haga una vasija de bendición.
Jesús, enséñame a andar en tus caminos y transforma mi vida.
“Por lo tanto, el SEÑOR espera para apiadarse de ustedes. Se levanta para mostrarles compasión. Porque el SEÑOR es un Dios de justicia, afortunados todos los que esperan en él.” Isaías 30:18
Nuestro comportamiento no cambia el amor incondicional de Dios hacia nosotros, pero sí puede influir en cómo experimentamos Su favor y Sus bendiciones. Permíteme compartirte una breve anécdota que ilustra esto:
Había una vez un agricultor que poseía un campo fértil, pero se descuidaba en mantenerlo. No lo regaba ni lo limpiaba. Aunque la tierra tenía un potencial increíble, las malas hierbas sofocaban el crecimiento de las semillas. El agricultor no dejó de ser dueño del campo, pero al no cuidarlo, nunca pudo disfrutar de una cosecha abundante.
Dios, como dueño de nuestras vidas, siempre nos ve como Sus hijos amados. Sin embargo, nuestras acciones —como obedecer Su Palabra o vivir en santidad— preparan el terreno para que Su bendición florezca. Tal como el agricultor no pudo disfrutar de los frutos debido a su descuido, nuestras actitudes o comportamientos pueden limitar cuánto recibimos de Su plenitud.
Cuando vivimos conforme a Su voluntad, le decimos a Dios: “Estoy listo para lo que tienes para mí”. Así, nuestras vidas se convierten en un terreno fértil donde Su gracia se manifiesta abundantemente.
¿Qué bendición podemos estar limitando hoy debido a nuestras actitudes o decisiones? Es algo que vale la pena reflexionar y poner en manos del Señor.
Habrá ocasiones en que exhibamos hábitos y comportamientos tan destructivos que Dios no podrá bendecirnos. Pero si aceptamos la responsabilidad por nuestros pecados y sus consecuencias, entonces podremos volvernos al Señor y pedirle que nos ayude a cambiar los patrones de conducta que minan nuestro bienestar. Podremos declararle a Dios: «Ayúdame, por favor, a no volver a hacer eso. Muéstrame cómo andar en tus caminos. Dame el valor y la fortaleza para obedecerte a fin de que mi vida mejore».
Para pensar.
El Señor siempre honra esta clase de oración. Así que responsabilízate de tus actos y deja que Dios le haga una vasija de bendición.
Jesús, enséñame a andar en tus caminos y transforma mi vida.
No Comments