Por que creo en el diezmo?
¿Por qué creo en el diezmo?
“Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.”
Génesis 28:22
El diezmo no es solo un acto de obediencia, sino una declaración de confianza en Dios. Más que entregar el 10% de lo que ganamos, es reconocer que todo lo que tenemos viene de Él. Cuando diezmamos, no estamos perdiendo, sino sembrando en el Reino y en nuestra propia vida.
Recuerdo la historia de un hermano en la iglesia que pasaba por una situación económica difícil. Había perdido su empleo y estaba sobreviviendo con lo poco que tenía. Un domingo, mientras se preparaba para el culto, el Señor puso en su corazón que diera lo poco que quedaba en su billetera como diezmo. Dudó por un momento, pero finalmente obedeció, confiando en que Dios supliría sus necesidades.
Al día siguiente, recibió una llamada inesperada de una empresa a la que había aplicado para empleo meses atrás. No solo le ofrecieron el empleo, sino que el salario era mucho mayor de lo que había ganado antes. Cuando testificó, dijo con lágrimas: “Dios no se queda con nada. Él multiplica cuando somos fieles.”
Esta historia me recordó a Malaquías 3:10, donde Dios nos reta a probarle:
“Traed todos los diezmos al alfolí… y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
Dios no necesita nuestro dinero, pero usa el diezmo como un canal para bendecirnos y enseñarnos a depender de Él. Yo creo en el diezmo porque lo he visto obrar milagros no solo en mi vida, sino en la de otros que han puesto su fe en acción.
El diezmo no es un gasto; es una inversión eterna. Cuando damos con alegría, estamos participando en la obra de Dios y experimentamos Su fidelidad en formas que superan nuestras expectativas.
Dios demuestra Su amor por nosotros al darnos todo lo que tenemos. A cambio, Él nos pide que apoyemos Su obra y que mostremos amor por los demás. El diezmo ayuda a proclamar el Evangelio y a edificar el Reino de Dios sobre la tierra.
Diezmar y ofrendar son actos de adoración a Dios, en los que ocurren grandes cosas. Al cumplir con estos principios, revelas tu corazón, y te pones en posición para recibir las bendiciones correspondientes a tu obediencia en estas áreas.
Quizás no tienes hoy para ofrendar y diezmar, quizá no tienes trabajo y por ese motivo no tienes ingreso, pero tienes una promesa de Dios a la que puedes reaccionar, y hacer voto a Dios – como Jacob – de que separarás la décima parte de todo lo que él ha de entregarte. Ahora, si has retenido tu ofrenda y diezmo, cuidado con esta declaración“… hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.” Proverbios 11:24
Ponte a cuentas con él SEÑOR, pídele perdón y el abrirá las ventanas de los cielos para bendecirte abundantemente.
“Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.”
Génesis 28:22
El diezmo no es solo un acto de obediencia, sino una declaración de confianza en Dios. Más que entregar el 10% de lo que ganamos, es reconocer que todo lo que tenemos viene de Él. Cuando diezmamos, no estamos perdiendo, sino sembrando en el Reino y en nuestra propia vida.
Recuerdo la historia de un hermano en la iglesia que pasaba por una situación económica difícil. Había perdido su empleo y estaba sobreviviendo con lo poco que tenía. Un domingo, mientras se preparaba para el culto, el Señor puso en su corazón que diera lo poco que quedaba en su billetera como diezmo. Dudó por un momento, pero finalmente obedeció, confiando en que Dios supliría sus necesidades.
Al día siguiente, recibió una llamada inesperada de una empresa a la que había aplicado para empleo meses atrás. No solo le ofrecieron el empleo, sino que el salario era mucho mayor de lo que había ganado antes. Cuando testificó, dijo con lágrimas: “Dios no se queda con nada. Él multiplica cuando somos fieles.”
Esta historia me recordó a Malaquías 3:10, donde Dios nos reta a probarle:
“Traed todos los diezmos al alfolí… y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
Dios no necesita nuestro dinero, pero usa el diezmo como un canal para bendecirnos y enseñarnos a depender de Él. Yo creo en el diezmo porque lo he visto obrar milagros no solo en mi vida, sino en la de otros que han puesto su fe en acción.
El diezmo no es un gasto; es una inversión eterna. Cuando damos con alegría, estamos participando en la obra de Dios y experimentamos Su fidelidad en formas que superan nuestras expectativas.
Dios demuestra Su amor por nosotros al darnos todo lo que tenemos. A cambio, Él nos pide que apoyemos Su obra y que mostremos amor por los demás. El diezmo ayuda a proclamar el Evangelio y a edificar el Reino de Dios sobre la tierra.
Diezmar y ofrendar son actos de adoración a Dios, en los que ocurren grandes cosas. Al cumplir con estos principios, revelas tu corazón, y te pones en posición para recibir las bendiciones correspondientes a tu obediencia en estas áreas.
Quizás no tienes hoy para ofrendar y diezmar, quizá no tienes trabajo y por ese motivo no tienes ingreso, pero tienes una promesa de Dios a la que puedes reaccionar, y hacer voto a Dios – como Jacob – de que separarás la décima parte de todo lo que él ha de entregarte. Ahora, si has retenido tu ofrenda y diezmo, cuidado con esta declaración“… hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza.” Proverbios 11:24
Ponte a cuentas con él SEÑOR, pídele perdón y el abrirá las ventanas de los cielos para bendecirte abundantemente.
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