Todo viene De Dios
TODO VIENE DE DIOS
“Todo lo bueno que hemos recibido, todo don perfecto que viene de arriba es de Dios, del Padre creador de los astros del cielo, en quien nunca hay cambio ni sombra.” Santiago 1:17 PDT
“Todo viene de Dios” es una verdad profunda que nos invita a reconocer que cada bendición, cada experiencia y cada persona que llega a nuestra vida tiene un propósito y proviene de la bondad y sabiduría de Dios. A veces, esto se nos olvida cuando estamos sumergidos en la rutina o cuando enfrentamos dificultades.
Recuerdo una historia de un agricultor que cultivaba en un campo pequeño. Un día, se le escapó su único caballo, el cual usaba para arar la tierra, lo que fue un golpe devastador para su economía. Sus vecinos, al enterarse, acudieron a él y, con lástima, le dijeron: “¡Qué mala suerte tienes!”. Pero el agricultor respondió: “Todo viene de Dios, veremos qué sucede”. Días después, el caballo regresó a su finca acompañado de una manada de caballos salvajes. Los vecinos volvieron emocionados, exclamando: “¡Qué buena suerte tienes ahora!”, y él respondió de nuevo: “Todo viene de Dios, veremos qué sucede”.
Más adelante, su hijo, mientras intentaba domar uno de esos caballos, sufrió una caída y se fracturó la pierna, lo que generó una nueva visita de los vecinos, quienes se lamentaron diciendo: “¡Qué desgracia!”, pero el agricultor una vez más respondió: “Todo viene de Dios, veremos qué sucede”. Poco después, se desató una guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron llamados a combatir. Sin embargo, el hijo del agricultor fue eximido debido a su lesión. Y así, una vez más, el agricultor reconoció que todo estaba en manos de Dios.
Esta historia nos recuerda que lo que percibimos como bueno o malo puede tener un propósito más grande que no siempre alcanzamos a ver en el momento. Dios es soberano y tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Cuando confiamos en Él y en que todo viene de Dios, nuestra perspectiva cambia. Dejamos de preocuparnos por el “por qué” y comenzamos a vivir confiados en que todo contribuye para nuestro bien, como dice Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”.
Par pensar.
A menudo nos suceden cosas malas que simplemente no podemos entender. En vez de dudar de la bondad de Dios, nuestra reacción debe ser confiar en Él. "Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:5-6). Caminamos por fe, no por vista.
“Todo lo bueno que hemos recibido, todo don perfecto que viene de arriba es de Dios, del Padre creador de los astros del cielo, en quien nunca hay cambio ni sombra.” Santiago 1:17 PDT
“Todo viene de Dios” es una verdad profunda que nos invita a reconocer que cada bendición, cada experiencia y cada persona que llega a nuestra vida tiene un propósito y proviene de la bondad y sabiduría de Dios. A veces, esto se nos olvida cuando estamos sumergidos en la rutina o cuando enfrentamos dificultades.
Recuerdo una historia de un agricultor que cultivaba en un campo pequeño. Un día, se le escapó su único caballo, el cual usaba para arar la tierra, lo que fue un golpe devastador para su economía. Sus vecinos, al enterarse, acudieron a él y, con lástima, le dijeron: “¡Qué mala suerte tienes!”. Pero el agricultor respondió: “Todo viene de Dios, veremos qué sucede”. Días después, el caballo regresó a su finca acompañado de una manada de caballos salvajes. Los vecinos volvieron emocionados, exclamando: “¡Qué buena suerte tienes ahora!”, y él respondió de nuevo: “Todo viene de Dios, veremos qué sucede”.
Más adelante, su hijo, mientras intentaba domar uno de esos caballos, sufrió una caída y se fracturó la pierna, lo que generó una nueva visita de los vecinos, quienes se lamentaron diciendo: “¡Qué desgracia!”, pero el agricultor una vez más respondió: “Todo viene de Dios, veremos qué sucede”. Poco después, se desató una guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron llamados a combatir. Sin embargo, el hijo del agricultor fue eximido debido a su lesión. Y así, una vez más, el agricultor reconoció que todo estaba en manos de Dios.
Esta historia nos recuerda que lo que percibimos como bueno o malo puede tener un propósito más grande que no siempre alcanzamos a ver en el momento. Dios es soberano y tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Cuando confiamos en Él y en que todo viene de Dios, nuestra perspectiva cambia. Dejamos de preocuparnos por el “por qué” y comenzamos a vivir confiados en que todo contribuye para nuestro bien, como dice Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”.
Par pensar.
A menudo nos suceden cosas malas que simplemente no podemos entender. En vez de dudar de la bondad de Dios, nuestra reacción debe ser confiar en Él. "Fíate del Señor de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:5-6). Caminamos por fe, no por vista.
No Comments