Quien te aconseja?
¿Quién te aconseja?
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; “Salmos 1:1
¿Estamos conscientes de las maneras sutiles o explícitas en que nuestros amigos y seres amados pretenden dirigirnos? Sea que nos demos cuenta o no, las personas a nuestro alrededor influyen en nuestras decisiones y siempre tienen una opinión cuando debemos tomar una decisión. El problema es que probablemente esta gente sepa menos que nosotros cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Evalúan lo que ven en nosotros a través de sus personalidades, necesidades, parámetros y perspectivas. Por tanto, no podemos confiar en otras personas para descubrir el plan que el Señor tiene para nosotros.
Aun así, ¿podemos recurrir a amigos piadosos en busca de consejo sabio acerca de lo que la Biblia dice en cuanto a la situación que experimentamos? Por supuesto que sí. Pero debemos ser muy prudentes respecto a quién hablarle sobre lo que nos inquieta. La influencia impía de otras personas puede llevarnos a tomar decisiones erradas e incluso a alejarnos del camino del Señor.
Entonces, cuando encuentre bifurcaciones en el camino en las que no sepa qué hacer, no haga entre tus amistades o familiares una votación pública con relación al curso de acción que debe tomar. Escucha a Dios.
Durante el resto de tu vida, intentarás determinar el momento adecuado para muchas decisiones que debes tomar. La prisa es enemiga de las buenas decisiones, deja que Dios establezca el tiempo para tus decisiones. Su momento siempre será el mejor, así que puedes entregarle el tuyo.
Para pensar.
No debes olvidar que todo consejo debe ir acompañado de oración, pidiendo a Dios que te muestre su voluntad y alinee tu corazón a sus propósitos. Echa mano de todas estas ayudas que el Señor ha puesto a tu disposición. Lee su Palabra inerrante, la cual es lumbrera a nuestro camino; encuéntrate ahí mismo con el Señor Jesucristo, quien es nuestro admirable consejero.
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; “Salmos 1:1
¿Estamos conscientes de las maneras sutiles o explícitas en que nuestros amigos y seres amados pretenden dirigirnos? Sea que nos demos cuenta o no, las personas a nuestro alrededor influyen en nuestras decisiones y siempre tienen una opinión cuando debemos tomar una decisión. El problema es que probablemente esta gente sepa menos que nosotros cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Evalúan lo que ven en nosotros a través de sus personalidades, necesidades, parámetros y perspectivas. Por tanto, no podemos confiar en otras personas para descubrir el plan que el Señor tiene para nosotros.
Aun así, ¿podemos recurrir a amigos piadosos en busca de consejo sabio acerca de lo que la Biblia dice en cuanto a la situación que experimentamos? Por supuesto que sí. Pero debemos ser muy prudentes respecto a quién hablarle sobre lo que nos inquieta. La influencia impía de otras personas puede llevarnos a tomar decisiones erradas e incluso a alejarnos del camino del Señor.
Entonces, cuando encuentre bifurcaciones en el camino en las que no sepa qué hacer, no haga entre tus amistades o familiares una votación pública con relación al curso de acción que debe tomar. Escucha a Dios.
Durante el resto de tu vida, intentarás determinar el momento adecuado para muchas decisiones que debes tomar. La prisa es enemiga de las buenas decisiones, deja que Dios establezca el tiempo para tus decisiones. Su momento siempre será el mejor, así que puedes entregarle el tuyo.
Para pensar.
No debes olvidar que todo consejo debe ir acompañado de oración, pidiendo a Dios que te muestre su voluntad y alinee tu corazón a sus propósitos. Echa mano de todas estas ayudas que el Señor ha puesto a tu disposición. Lee su Palabra inerrante, la cual es lumbrera a nuestro camino; encuéntrate ahí mismo con el Señor Jesucristo, quien es nuestro admirable consejero.
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