Preparandonos para lo grande
Preparándonos para lo grande
“Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.” Salmos 52:9
David solo tenía dieciséis años cuando fue ungido rey de Israel, pero no asumió el trono hasta los treinta. Sin duda, hubo momentos en que debió haber creído que Dios lo había olvidado. Pero todo lo que el Señor le había prometido se cumplió, pero fue solo después de haber preparado a David para la tarea.
De igual modo, aquello por lo que oramos podría estar dentro de la voluntad de Dios, pero Él debe prepararnos a su debido tiempo para esa misión. Pensémoslo de esta manera: si fabricas un avión articulando cada parte con un pegamento especial, primero debe esperar que el pegamento se seque antes de hacerlo despegar. Quizás después de un par de horas el pegamento se vea casi adherido, pero sin estar sólido aún. Debido a tu ansiedad por ponerlo a volar, saca el avión y lo hace elevar por los aires. Lamentablemente, antes de ganar altitud el aparatito se estrella contra el suelo, esparciendo piezas por todas partes, pues aún no estaba listo.
Lo mismo ocurre con las bendiciones que Dios tiene para ti. Tú madurez espiritual es el adhesivo que las mantiene unidas. Si las recibe antes que el Señor te considere listo, todo podría desmoronarse desastrosamente. Así que no te impaciente. Dios no te ha olvidado, tan solo está preparándote. Aprende a esperar en Él con gracia.
Si nos sentimos tentados a adelantarnos a Dios, debemos recordar que el Todopoderoso es la fuente de nuestra fuerza y quien provee el poder que necesitamos para esperar con paciencia. Además, es Dios quien puede cambiar los deseos de nuestro corazón para alinearlos con su voluntad y darnos pasión para obedecerlo.
Para pensar.
Si el Señor nos llama a esperar, necesitamos perseverar para mantenernos firmes cuando otros den sus opiniones y ofrezcan sugerencias sobre lo que debemos hacer.
Nuestro Padre celestial nos cumple las Promesas, pero nosotros estaremos en el momento, lugar, y posición correcto para cuando lleguen.
“Te alabaré para siempre, porque lo has hecho así; Y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de tus santos.” Salmos 52:9
David solo tenía dieciséis años cuando fue ungido rey de Israel, pero no asumió el trono hasta los treinta. Sin duda, hubo momentos en que debió haber creído que Dios lo había olvidado. Pero todo lo que el Señor le había prometido se cumplió, pero fue solo después de haber preparado a David para la tarea.
De igual modo, aquello por lo que oramos podría estar dentro de la voluntad de Dios, pero Él debe prepararnos a su debido tiempo para esa misión. Pensémoslo de esta manera: si fabricas un avión articulando cada parte con un pegamento especial, primero debe esperar que el pegamento se seque antes de hacerlo despegar. Quizás después de un par de horas el pegamento se vea casi adherido, pero sin estar sólido aún. Debido a tu ansiedad por ponerlo a volar, saca el avión y lo hace elevar por los aires. Lamentablemente, antes de ganar altitud el aparatito se estrella contra el suelo, esparciendo piezas por todas partes, pues aún no estaba listo.
Lo mismo ocurre con las bendiciones que Dios tiene para ti. Tú madurez espiritual es el adhesivo que las mantiene unidas. Si las recibe antes que el Señor te considere listo, todo podría desmoronarse desastrosamente. Así que no te impaciente. Dios no te ha olvidado, tan solo está preparándote. Aprende a esperar en Él con gracia.
Si nos sentimos tentados a adelantarnos a Dios, debemos recordar que el Todopoderoso es la fuente de nuestra fuerza y quien provee el poder que necesitamos para esperar con paciencia. Además, es Dios quien puede cambiar los deseos de nuestro corazón para alinearlos con su voluntad y darnos pasión para obedecerlo.
Para pensar.
Si el Señor nos llama a esperar, necesitamos perseverar para mantenernos firmes cuando otros den sus opiniones y ofrezcan sugerencias sobre lo que debemos hacer.
Nuestro Padre celestial nos cumple las Promesas, pero nosotros estaremos en el momento, lugar, y posición correcto para cuando lleguen.
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