Dia 20
Que Dios Envié Mas Obreros a Su Campo.
Lucas9.57-62 Los que querían seguir a Jesús57 Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús: —Te seguiré a cualquier sitio que vayas.
58 Jesús le contestó: —Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar.
59 después Jesús le dijo a otro: —¡Sígueme!
Pero él respondió:
—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre. (….)
60 Jesús le dijo:
—Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que los muertos[b] entierren a sus muertos!
61 luego vino otra persona y le dijo a Jesús:
—Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.
62 Jesús le dijo:
—No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.
Lucas 10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Jesús envía a sus discípulos
10 después el Señor escogió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos delante de él a todas las ciudades y los lugares que tenía pensado visitar. 2 Y les dio las siguientes instrucciones: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos.3 Ahora vayan, y recuerden que los envío como ovejas en medio de lobos.
.
5» Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. 6 Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes.
7 No cambien de una casa a otra. Quédense en un lugar, coman y beban lo que les den. No duden en aceptar la hospitalidad, porque los que trabajan merecen recibir su salario.
10 Pero si un pueblo se niega a recibirlos bien, salgan a las calles y digan: 11 “Nos limpiamos de los pies hasta el polvo de su ciudad para mostrar que los abandonamos a su suerte. Y sepan esto: ¡el reino de Dios está cerca!”. 12 Les aseguro que, el día del juicio, le irá mejor a la perversa Sodoma que a ese pueblo.
Primera lección:
Servir a Dios y anunciar Su reino es algo tan urgente y trascendente, que no se le puede dedicar sólo el tiempo que "nos sobra".
Cuando fracasaron unos, Jesús elige y envía a setenta que sí están dispuestos a poner el llamado de Dios en el primer lugar de sus vidas, sin ninguna excusa para negarse o posponerlo.
Se ha puesto a pensar que toda vocación en realidad es un llamado de Dios a alguna forma de servicio; y que, entre todas las vocaciones, la más sublime y trascendente es la de anunciar el reino de Dios.
Segunda lección:
Jesús dijo a los setenta: "La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies".
Puede ser que llegue el momento en que haya demasiado número de médicos, o ingenieros, o abogados o secretarias.
Lo que nunca habrá en demasía será obreros para predicar la Palabra; porque la mies, que son las personas que necesitan salvación, va aumentando día a día, y para ellas es un asunto de vida o muerte, pero de vida o muerte eternas. Por ello la urgencia del llamado.
Pero, note además que Jesús dice: "rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies".
No se trata. entonces, de una labor humana cualquiera para beneficio personal, o de una organización o iglesia. Es la mies del Señor; la cosecha le pertenece.
Por ello la importancia del llamado.
Tercera lección:
La obra del Señor tenemos que hacerla con dedicación, humildad y sobriedad, como mensajeros de paz y no de contienda.
Sin ostentación, aceptando la hospitalidad de la gente, sea abundante o escasa; y retirándonos con paz si no nos reciben; pero insistiendo en que el Reino de Dios se ha acercado.
Cuarta lección:
No nos corresponde emitir juicios sobre los que no reciben el mensaje del amor y la misericordia de Dios.
Los que rechazan a los mensajeros, están rechazando a Dios y exponiéndose al juicio divino, que será sin misericordia porque la rechazaron en su oportunidad.
Dios dijo,” Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra.” (Salmo 2:8).
Jesús nos dijo, “Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.” Mateo 9:38, NVI).
En este veinteavo día de tu ayuno, enfoca tus oraciones en estas dos instrucciones claves del cielo.
1.Clama que Dios salve a las multitudes que se encuentran en el valle de la decisión.
2.Clama por los que están perdidos y los que están heridos, por los pobres, por los adictos.
Pídele que envié misioneros, embajadores de Su Palabra, a la Tierra.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz, y a los que habitaban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció. Mateo 4:16
¡Y COBRE ANIMO!!! Sea que su batalla sea de índole de combate o ánimo no permita que el desánimo controle sus emociones; ni que otros depositen cargas negativas, o financieras, o de enfermedad, o de maldiciones sobre usted.
1.Dios desea que usted confíe en El.
Salmos 33:20 “Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo”.
Proverbios 3:5 “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia”.
2.No le ceda al miedo destruir su fe y sueños. Refúgiese en Dios y busque la compañía de gente verdaderamente cristiana, que le den esperanza e inyecten visión sobre su vida.
3.Sepa que Dios pelea sus batallas.
Éxodo 14:14. “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”.
Estos hermanos en la fe confiaron en Dios mientras ayunaban y fíjese lo que dice el verso:
“En los primeros dos intentos, los Israelitas trataron de ganar la batalla por sí mismos y perdieron. Después ayunaron, ¡Dios ganó la batalla por ellos!” (Jueces 20:35).
Lucas9.57-62 Los que querían seguir a Jesús57 Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús: —Te seguiré a cualquier sitio que vayas.
58 Jesús le contestó: —Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar.
59 después Jesús le dijo a otro: —¡Sígueme!
Pero él respondió:
—Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre. (….)
60 Jesús le dijo:
—Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que los muertos[b] entierren a sus muertos!
61 luego vino otra persona y le dijo a Jesús:
—Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia.
62 Jesús le dijo:
—No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.
Lucas 10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Jesús envía a sus discípulos
10 después el Señor escogió a otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos delante de él a todas las ciudades y los lugares que tenía pensado visitar. 2 Y les dio las siguientes instrucciones: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos.3 Ahora vayan, y recuerden que los envío como ovejas en medio de lobos.
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5» Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios sea sobre esta casa”. 6 Si los que viven en la casa son gente de paz, la bendición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes.
7 No cambien de una casa a otra. Quédense en un lugar, coman y beban lo que les den. No duden en aceptar la hospitalidad, porque los que trabajan merecen recibir su salario.
10 Pero si un pueblo se niega a recibirlos bien, salgan a las calles y digan: 11 “Nos limpiamos de los pies hasta el polvo de su ciudad para mostrar que los abandonamos a su suerte. Y sepan esto: ¡el reino de Dios está cerca!”. 12 Les aseguro que, el día del juicio, le irá mejor a la perversa Sodoma que a ese pueblo.
Primera lección:
Servir a Dios y anunciar Su reino es algo tan urgente y trascendente, que no se le puede dedicar sólo el tiempo que "nos sobra".
Cuando fracasaron unos, Jesús elige y envía a setenta que sí están dispuestos a poner el llamado de Dios en el primer lugar de sus vidas, sin ninguna excusa para negarse o posponerlo.
Se ha puesto a pensar que toda vocación en realidad es un llamado de Dios a alguna forma de servicio; y que, entre todas las vocaciones, la más sublime y trascendente es la de anunciar el reino de Dios.
Segunda lección:
Jesús dijo a los setenta: "La mies a la verdad es mucha, más los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies".
Puede ser que llegue el momento en que haya demasiado número de médicos, o ingenieros, o abogados o secretarias.
Lo que nunca habrá en demasía será obreros para predicar la Palabra; porque la mies, que son las personas que necesitan salvación, va aumentando día a día, y para ellas es un asunto de vida o muerte, pero de vida o muerte eternas. Por ello la urgencia del llamado.
Pero, note además que Jesús dice: "rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies".
No se trata. entonces, de una labor humana cualquiera para beneficio personal, o de una organización o iglesia. Es la mies del Señor; la cosecha le pertenece.
Por ello la importancia del llamado.
Tercera lección:
La obra del Señor tenemos que hacerla con dedicación, humildad y sobriedad, como mensajeros de paz y no de contienda.
Sin ostentación, aceptando la hospitalidad de la gente, sea abundante o escasa; y retirándonos con paz si no nos reciben; pero insistiendo en que el Reino de Dios se ha acercado.
Cuarta lección:
No nos corresponde emitir juicios sobre los que no reciben el mensaje del amor y la misericordia de Dios.
Los que rechazan a los mensajeros, están rechazando a Dios y exponiéndose al juicio divino, que será sin misericordia porque la rechazaron en su oportunidad.
Dios dijo,” Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra.” (Salmo 2:8).
Jesús nos dijo, “Pídanle, por tanto, al Señor de la cosecha que envíe obreros a su campo.” Mateo 9:38, NVI).
En este veinteavo día de tu ayuno, enfoca tus oraciones en estas dos instrucciones claves del cielo.
1.Clama que Dios salve a las multitudes que se encuentran en el valle de la decisión.
2.Clama por los que están perdidos y los que están heridos, por los pobres, por los adictos.
Pídele que envié misioneros, embajadores de Su Palabra, a la Tierra.
El pueblo que habitaba en tinieblas vio gran luz, y a los que habitaban en región de sombra de muerte, luz les resplandeció. Mateo 4:16
¡Y COBRE ANIMO!!! Sea que su batalla sea de índole de combate o ánimo no permita que el desánimo controle sus emociones; ni que otros depositen cargas negativas, o financieras, o de enfermedad, o de maldiciones sobre usted.
1.Dios desea que usted confíe en El.
Salmos 33:20 “Esperamos confiados en el Señor; él es nuestro socorro y nuestro escudo”.
Proverbios 3:5 “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia”.
2.No le ceda al miedo destruir su fe y sueños. Refúgiese en Dios y busque la compañía de gente verdaderamente cristiana, que le den esperanza e inyecten visión sobre su vida.
3.Sepa que Dios pelea sus batallas.
Éxodo 14:14. “Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos”.
Estos hermanos en la fe confiaron en Dios mientras ayunaban y fíjese lo que dice el verso:
“En los primeros dos intentos, los Israelitas trataron de ganar la batalla por sí mismos y perdieron. Después ayunaron, ¡Dios ganó la batalla por ellos!” (Jueces 20:35).
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