La voz de un profeta
La voz de un profeta
“El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.” Proverbios
La mayor parte de la Biblia entre Génesis 3 y Apocalipsis 19 es correctiva en gran medida. De muchas maneras distintas, se dirige a una condición humana totalmente caída, a través del remedio y a través del juicio. Señala, repetidamente, que tenemos necesidad de cambiar.
Esa no es una posición muy popular en este mundo. No nos gusta que se nos confronte con nuestro pecado. Muchos han rechazado el cristianismo enfáticamente porque hay mandamientos y juicios en sus Escrituras. Continuamente ignoramos al Dios que ama a su creación lo suficiente como para desviarnos de nuestros propios caminos destructivos. No obstante, cuando estamos fuera de lugar, él tiene que señalarlo. A través de su Palabra, que fue dada a sus profetas, Dios habla. Y ya sea que nos guste o no, su voz nos llama reiteradamente a ser dramáticamente distintos.
La voz de un verdadero profeta siempre es la voz que clama en el desierto. Es una voz solitaria de orientación, que nos muestra a todos los errantes cómo llegar a la ciudad de Dios. Usualmente, no es bien recibida. Si lo fuera, no habría sido necesaria, para comenzar. A este mundo no le gusta la corrección, y frecuentemente no está interesado en llegar a la ciudad de Dios. Simplemente, no podemos darnos el lujo de absorber sus caminos independientes.
Para Pensar.
Cuando los profetas hablan, ya sean los de las Escrituras o los profetas de nuestra época, debemos escuchar. El Padre amoroso siempre corregirá a sus hijos, y debemos ser receptivos a su corrección. No hacerle caso sería suicidio. Es como caminar hacia un despeñadero porque hemos ignorado el verdadero camino que se nos señaló. Simplemente no tiene sentido.
No te enfoques en la afrenta a tu ego que la Palabra de Dios activará. Es una afrenta amorosa. ¿Puedes oírla? Es la voz de tu Padre, y te llevará a la vida. Asegúrate de atender la voz de disciplina. Llevará las marcas del amor y siempre te señalará el camino a casa.
La voz de Dios es una voz amigable. Nadie tiene que temer oírla a menos que haya decidido resistirse a ella.
“El que tiene en poco la disciplina menosprecia su alma; Mas el que escucha la corrección tiene entendimiento.” Proverbios
La mayor parte de la Biblia entre Génesis 3 y Apocalipsis 19 es correctiva en gran medida. De muchas maneras distintas, se dirige a una condición humana totalmente caída, a través del remedio y a través del juicio. Señala, repetidamente, que tenemos necesidad de cambiar.
Esa no es una posición muy popular en este mundo. No nos gusta que se nos confronte con nuestro pecado. Muchos han rechazado el cristianismo enfáticamente porque hay mandamientos y juicios en sus Escrituras. Continuamente ignoramos al Dios que ama a su creación lo suficiente como para desviarnos de nuestros propios caminos destructivos. No obstante, cuando estamos fuera de lugar, él tiene que señalarlo. A través de su Palabra, que fue dada a sus profetas, Dios habla. Y ya sea que nos guste o no, su voz nos llama reiteradamente a ser dramáticamente distintos.
La voz de un verdadero profeta siempre es la voz que clama en el desierto. Es una voz solitaria de orientación, que nos muestra a todos los errantes cómo llegar a la ciudad de Dios. Usualmente, no es bien recibida. Si lo fuera, no habría sido necesaria, para comenzar. A este mundo no le gusta la corrección, y frecuentemente no está interesado en llegar a la ciudad de Dios. Simplemente, no podemos darnos el lujo de absorber sus caminos independientes.
Para Pensar.
Cuando los profetas hablan, ya sean los de las Escrituras o los profetas de nuestra época, debemos escuchar. El Padre amoroso siempre corregirá a sus hijos, y debemos ser receptivos a su corrección. No hacerle caso sería suicidio. Es como caminar hacia un despeñadero porque hemos ignorado el verdadero camino que se nos señaló. Simplemente no tiene sentido.
No te enfoques en la afrenta a tu ego que la Palabra de Dios activará. Es una afrenta amorosa. ¿Puedes oírla? Es la voz de tu Padre, y te llevará a la vida. Asegúrate de atender la voz de disciplina. Llevará las marcas del amor y siempre te señalará el camino a casa.
La voz de Dios es una voz amigable. Nadie tiene que temer oírla a menos que haya decidido resistirse a ella.
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