VENCIENDO LA DEPRESIÓN

VENCIENDO LA DEPRESIÓN  

«Me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón» (Isaías 61:1)

Los abatidos son los que están deprimidos, vencidos, cansados, desanimados definitivamente. Como decimos vulgarmente, los que «han tirado la toalla».
Satanás les ha dicho: «Para ti ya no hay solución. Tus circunstancias son muy difíciles. El pastor predica todos los domingos que hay que creer, pero la realidad es que para tu caso no hay una solución».

Pablo señala en 2 Corintios 4:9 que podemos estar «derribados, pero no destruidos». Nos muestra la actitud que debemos asumir ante las pruebas.

Pablo tuvo tribulaciones, apremios, apuros, persecuciones, pruebas, en un grado mucho mayor que nosotros. Fue derribado. Pero no quedó destruido. Un boxeador que esté librando un combate sobre un ring puede ser derribado por su contrincante; esa caída puede resultar definitiva (K.O.), o puede que él se levante y siga luchando. Derribado no necesariamente significa destruido.

Hay quienes están derribados, desanimados, deprimidos, sin fe ni esperanza. Ante los sufrimientos, ante las circunstancias adversas han aflojado, han bajado la guardia. Han dicho: «No puedo más».
Pero tengo una buena noticia para los deprimidos. Jesús dijo: El Padre me ha enviado a traer buenas noticias a los abatidos, a sanar los corazones quebrantados.

Él no nos engañó, diciéndonos: «Sígueme, y no tendrás más problemas». Él nos advirtió que en el mundo tendríamos aflicciones; pero nos prometió victoria en medio de las aflicciones si confiábamos en él (Juan 16:33).

Nos prometió estar con nosotros todos los días hasta el fin (Mateo 28:20). Nos aseguró que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28).

La buena noticia es que él nos hace más que vencedores en medio de las circunstancias más difíciles (Romanos 8:37). El Señor usará el sufrimiento para santificarnos y conformarnos a la imagen de Cristo.

Pablo expresa así su confianza:
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. (2 Corintios 4:17)
Para pensar.
Hoy, decide dar un paso de fe y entrega tu carga a Jesús. Él es tu refugio en medio de la tormenta y promete que nunca te soltará.

No Comments