«Heme aquí, envíame a mí»

«Heme aquí, envíame a mí»
 
Después oí que el Señor preguntaba: «¿A quién enviaré como mensajero a este pueblo? ¿Quién irá por nosotros?». Isaías 6.8.  NTV

 

En respuesta, Isaías se sometió por entero a su servicio. No importaba cuán difícil sería su tarea, dijo:
«Heme aquí, envíame a mí»

Fue necesario el doloroso proceso de limpieza antes de que Isaías pudiera cumplir la tarea para la que Dios lo llamaba.
Antes de aceptar el llamado de Dios para hablar de Él a los que nos rodean, debemos estar limpios, como Isaías, confesar nuestros pecados y someternos al control de Dios.

Todo eso pasó en un solo encuentro en una sola noche espiritual en un momento de oscuridad en medio de una nación desorientada un hombre fue marcado para llevar luz que nos está diciendo esto hoy que nuestras noches de insomnio pueden ser el inicio de nuestro llamado

Que cuando ya no dormimos porque la carga es demasiado grande tal vez el cielo nos está despertando para una misión...

No todos los desvelos son maldición algunos son activaciones espirituales algunos son Dios gritándonos desde su trono quién irá por nosotros quién llevará mi mensaje a un mundo confundido.
 
La respuesta no siempre nace del entusiasmo a veces nace del quebranto del dolor de la conciencia de que no somos dignos, pero él nos hace dignos de la certeza de que no tenemos fuerza, pero, Él nos da fuego de la seguridad de que, aunque tiemble nuestra voz nuestra respuesta debe ser firme.

Heme aquí no ignores el llamado que puede estar ocurriendo en tu noche oscura, no te tapes los oídos con distracciones, cuando tal vez Dios está mostrando su trono porque si logras ver al señor en medio de tu confusión, todo cambiará tu identidad tu misión tu corazón.

Isaías salió de esa experiencia con fuego en sus labios y una palabra en su espíritu no porque El Mundo hubiera cambiado sino porque él había sido transformado

Para pensar.
Esas dispuesto a decirle si al llamado del Señor...

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