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Jehovah os ha tomado y os ha sacado… para que seáis pueblo de su heredad como en el día de hoy. Deuteronomio 4:20


Este verso es una declaración poderosa sobre la elección de Dios y la relación especial que tiene con Israel. Enfatiza que Dios los sacó de Egipto, un lugar de opresión, para convertirlos en su pueblo elegido y posesión preciosa. Esta reflexión nos recuerda la gracia y la fidelidad de Dios, así como la responsabilidad que conlleva ser parte de su pueblo.

"Pero a vosotros Jehová os tomó...":
Este versículo comienza con un contraste. A pesar de la tendencia humana a alejarse de Dios, Él toma la iniciativa y elige a su pueblo.

"...y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto":
La referencia a Egipto como un "horno de hierro" evoca la idea de un lugar de sufrimiento y opresión. La liberación de Egipto es un acto de redención y gracia por parte de Dios.

"...para que seáis el pueblo de su heredad como en este día":
Israel no es simplemente un grupo de personas, sino que han sido apartados por Dios para ser su posesión especial, su pueblo heredado. Esta designación conlleva privilegios y responsabilidades.

"como en este día":
Este énfasis en el presente subraya la realidad continua de la relación de Israel con Dios. La elección y la liberación no son eventos pasados, sino que tienen consecuencias en el presente y en el futuro.

Esta reflexión también tiene relevancia para los creyentes hoy en día. Al igual que Israel, hemos sido rescatados de la esclavitud del pecado por la gracia de Cristo. Somos llamados a ser parte del pueblo de Dios, a vivir en obediencia a sus mandamientos y a reflejar su amor y gracia en el mundo.

Reflexiona sobre este anécdota. interesante
Aun antes de acomodarse en la silla de la esteticista, Sarita empezó a explayarse en todos los cambios maravillosos que quería: las cejas más altas, las orejas más chicas, los dientes más blancos y la espalda más derecha. Cuando hizo una pausa para respirar antes de seguir enumerando las imperfecciones que quería que le arreglaran, la esteticista intervino para poner las cosas en claro:
—Mira chica —dijo—, tienes que saber tres cosas. Betty sólo trabaja de la nuca para arriba. Betty sólo arregla el cabello y maquilla. Y Betty es esteticista, no maga.
No tienes que depilarte las cejas ni cortarte la punta de las orejas para lograr los cambios más importantes que jamás podrás lograr para ti mismo, porque el cambio más grande que jamás puedas hacer en ti es saber tu verdadera identidad como hijo de Dios, quien te ama con locura y te valora muchísimo.
Dios no es un peluquero, está más interesando en nuestros pensamientos, creencias y actitudes interiores que en nuestro aspecto exterior. Él no es un mago, no chasquea los dedos y hace que todo sea mejor al instante. Su modo más sabio es cambiarnos poco a poco.
Y aquí va una pista importante para saber dónde quiere obrar en ti. Tema para comentar: De las tres siguientes afirmaciones, ¿cuál te resulta más difícil aceptar?
  • Soy digno de ser amado. Dios me ama tal como soy y quiere que sea su hijo.
  • Soy valioso. Dios hubiera enviado a Jesús a morir por mí aun si hubiera sido el único ser humano en el mundo.
  • Soy útil. Dios confía que trabajaré para ayudar a otros a ver quién es él.

Ojalá puedas decir cada una de esas verdades con una sonrisa por saber que Dios te ama tan intensamente. Pero si eres como la mayoría de los creyentes, quizá te emociones un poco cuando hagas una o más de estas afirmaciones.

Tus sentimientos en cuanto a estas realidades probablemente indiquen el primer área en que Dios quiere reorganizar tu manera de pensar, llevar a cabo un cambio importante que te ayude a verte como su hijo o hija realmente amado.

Sea lo que sea que necesites, Dios quiere satisfacer tu necesidad. Quiere que sepas la verdad acerca de ti: Eres digno de ser amado… Eres valioso… Eres útil. ¡Dios lo dice!

En resumen, Deuteronomio 4:20 nos recuerda que somos elegidos por Dios para ser su pueblo, y que esta elección conlleva una responsabilidad de vivir en obediencia y amor.

Para pensar: ¿Cómo puedo vivir de acuerdo con la gracia y la fidelidad de Dios en mi vida diaria? ¿Por qué será que a veces nos resulta difícil creer las cosas buenas que Dios dice de nosotros? ¿De qué manera estás dejando que Dios reorganice tu modo de verte a ti mismo?
Para orar: Habla con Dios acerca del área en que más te gustaría mejorar tu comprensión del concepto que tiene de ti. Cuéntale si necesitas sentirte digno de ser amado, valioso o útil.
Para hacer: Pídele a un familiar que te haga acordar una vez por día esta semana tu verdad más difícil de creer.
 Para leer: Deuteronomio 4:16–20

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