Andar en la luz divina
Andar en la luz divina
«Si andamos en luz, como Él está en luz».1 Juan 1:7
¡Como Él está en luz!
¿Podremos lograr esto alguna vez?
¿Seremos capaces algún día de andar tan evidentemente en la luz como lo está Aquel a quien llamarnos «Padre nuestro» y de quien está escrito: «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1 Jn. 1:5)?
Este es, sin duda, el modelo que se nos pone delante, pues el Salvador mismo dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mt. 5:48).
Y aunque nos demos cuenta de que nunca podremos rivalizar con Dios en perfección, sin embargo, tenemos que ir en busca de ella y no quedar satisfechos hasta que la alcancemos.
Cuando el joven artista toma el pincel por primera vez, difícilmente puede pretender igualar a Rafael o a Miguel Ángel; sin embargo, si no tiene delante de sí un bello ideal solo logrará algo muy pobre y ordinario.
No obstante, ¿qué significa esa expresión de que el cristiano debe andar en luz como Dios está en luz?
Creemos que significa semejanza, pero no grado de igualdad. Nosotros estamos realmente en la luz, sinceramente en la luz, cordialmente en la luz, honradamente en la luz, aunque no lo estemos en la misma medida que él. Yo no puedo vivir en el sol (es un lugar demasiado luminoso para mí), pero sí puedo andar en su luz; así, aunque sea incapaz de lograr aquella perfección de pureza y de verdad que solo le pertenece al Señor de los ejércitos —quien, por naturaleza, es infinitamente bueno—, puedo, no obstante, poner siempre al Señor delante de mí y esforzarme, con la ayuda del Espíritu, en parecerme a él.
El famoso comentarista John Trapp dice: «Podemos estar en la luz como Dios está en la luz cualitativamente, pero no en igualdad con él». Hemos de tener la misma luz, y tenerla de veras y andar en ella como lo hace Dios; aunque, en lo referente a la igualdad con Dios en santidad y pureza, tengamos que esperar hasta que hayamos cruzado el Jordán y entrado en la perfección del Altísimo. Observa que la bendición de una comunión santa y una perfecta purificación está ligada al andar en la luz.
Para pensar.
¿Crees tu que andas en la Luz de nuestro Señor?
«Si andamos en luz, como Él está en luz».1 Juan 1:7
¡Como Él está en luz!
¿Podremos lograr esto alguna vez?
¿Seremos capaces algún día de andar tan evidentemente en la luz como lo está Aquel a quien llamarnos «Padre nuestro» y de quien está escrito: «Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él» (1 Jn. 1:5)?
Este es, sin duda, el modelo que se nos pone delante, pues el Salvador mismo dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mt. 5:48).
Y aunque nos demos cuenta de que nunca podremos rivalizar con Dios en perfección, sin embargo, tenemos que ir en busca de ella y no quedar satisfechos hasta que la alcancemos.
Cuando el joven artista toma el pincel por primera vez, difícilmente puede pretender igualar a Rafael o a Miguel Ángel; sin embargo, si no tiene delante de sí un bello ideal solo logrará algo muy pobre y ordinario.
No obstante, ¿qué significa esa expresión de que el cristiano debe andar en luz como Dios está en luz?
Creemos que significa semejanza, pero no grado de igualdad. Nosotros estamos realmente en la luz, sinceramente en la luz, cordialmente en la luz, honradamente en la luz, aunque no lo estemos en la misma medida que él. Yo no puedo vivir en el sol (es un lugar demasiado luminoso para mí), pero sí puedo andar en su luz; así, aunque sea incapaz de lograr aquella perfección de pureza y de verdad que solo le pertenece al Señor de los ejércitos —quien, por naturaleza, es infinitamente bueno—, puedo, no obstante, poner siempre al Señor delante de mí y esforzarme, con la ayuda del Espíritu, en parecerme a él.
El famoso comentarista John Trapp dice: «Podemos estar en la luz como Dios está en la luz cualitativamente, pero no en igualdad con él». Hemos de tener la misma luz, y tenerla de veras y andar en ella como lo hace Dios; aunque, en lo referente a la igualdad con Dios en santidad y pureza, tengamos que esperar hasta que hayamos cruzado el Jordán y entrado en la perfección del Altísimo. Observa que la bendición de una comunión santa y una perfecta purificación está ligada al andar en la luz.
Para pensar.
¿Crees tu que andas en la Luz de nuestro Señor?
1 Comment
Mi deseo cada día es andar en Su Luz. No porque yo sea perfecta, sino porque busco obedecerle, vivir conforme a Su Palabra y dejar que Cristo sea mi guía. La verdadera luz no está en mí, está en Él, y me esfuerzo en permanecer en ella