Guiados por el Espíritu
Guiados por el Espíritu
pero cuando el Espíritu los guía, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés. Gálatas 5.18 NTV
El verso nos enseña que quienes son guiados por el Espíritu Santo ya no están bajo la obligación de la ley, sino que viven libres del pecado al no estar sujetos a sus deseos, lo que resulta en una vida de obediencia gozosa a Dios en lugar de una servidumbre forzada por el temor a la ley. La reflexión clave es que la guía del Espíritu reemplaza la ley, transformando la vida del creyente en una de libertad y amor, con una obediencia que nace del corazón y no de la coerción.
La guía del Espíritu vs. la ley
Libertad de la ley:
Cuando el Espíritu Santo guía a los creyentes, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés para ser salvos, sino que están liberados de su carga y de su condenación.
Obediencia interna:
En lugar de ser controlados por una ley externa, son guiados por el Espíritu Santo de una manera más efectiva y poderosa, lo que produce una obediencia interna y voluntaria.
El conflicto interno y el fruto del Espíritu
Lucha contra la carne:
El creyente experimenta una lucha constante entre los deseos de la naturaleza pecaminosa y los deseos del Espíritu Santo.
Nuevos deseos y frutos:
Si bien la naturaleza pecaminosa busca el mal, el Espíritu nos da deseos opuestos, lo que lleva a un cambio de vida caracterizado por el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la humildad y el dominio propio.
Implicaciones prácticas
Cambio de vida:
Si vivimos por el Espíritu, debemos dejar que el Espíritu nos guíe en todas las áreas de nuestra vida, demostrando que hemos crucificado nuestros viejos deseos pecaminosos.
No buscar lo carnal:
El creyente que es guiado por el Espíritu se libera de los impulsos de la naturaleza pecaminosa, evitando los malos deseos y las obras de la carne, que son lo opuesto a la voluntad de Dios.
pero cuando el Espíritu los guía, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés. Gálatas 5.18 NTV
El verso nos enseña que quienes son guiados por el Espíritu Santo ya no están bajo la obligación de la ley, sino que viven libres del pecado al no estar sujetos a sus deseos, lo que resulta en una vida de obediencia gozosa a Dios en lugar de una servidumbre forzada por el temor a la ley. La reflexión clave es que la guía del Espíritu reemplaza la ley, transformando la vida del creyente en una de libertad y amor, con una obediencia que nace del corazón y no de la coerción.
La guía del Espíritu vs. la ley
Libertad de la ley:
Cuando el Espíritu Santo guía a los creyentes, ya no están obligados a cumplir la ley de Moisés para ser salvos, sino que están liberados de su carga y de su condenación.
Obediencia interna:
En lugar de ser controlados por una ley externa, son guiados por el Espíritu Santo de una manera más efectiva y poderosa, lo que produce una obediencia interna y voluntaria.
El conflicto interno y el fruto del Espíritu
Lucha contra la carne:
El creyente experimenta una lucha constante entre los deseos de la naturaleza pecaminosa y los deseos del Espíritu Santo.
Nuevos deseos y frutos:
Si bien la naturaleza pecaminosa busca el mal, el Espíritu nos da deseos opuestos, lo que lleva a un cambio de vida caracterizado por el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad, la humildad y el dominio propio.
Implicaciones prácticas
Cambio de vida:
Si vivimos por el Espíritu, debemos dejar que el Espíritu nos guíe en todas las áreas de nuestra vida, demostrando que hemos crucificado nuestros viejos deseos pecaminosos.
No buscar lo carnal:
El creyente que es guiado por el Espíritu se libera de los impulsos de la naturaleza pecaminosa, evitando los malos deseos y las obras de la carne, que son lo opuesto a la voluntad de Dios.
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