Bombardeando nuestra mente

Bombardeando nuestra mente

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. EFESIOS 6:12 RVR60

En estas próximas semanas estaremos estudiando en cada día del devocional, las luchas que tenemos permanentemente en nuestras mentes, pero si aplicamos la palabra y lo que nos enseña la biblia podemos salir en victoria de todo esto, ya el, esta vencido, pero quiere siempre molestarte para que no tengas PAZ en tu vida. Recuerda que el que vive en ti, a través del Espíritu Santo es más poderoso que el que está en El Mundo...

El versículo que estamos estudiando hoy quiero que lo leas también míralo en esta versión.
Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. EFESIOS 6:12 NVI

Mira esta historia y como poco a poco el enemigo se metió en este hogar y al final como pudieron salir victoriosos:

–¿Pero cómo pudiste hacer eso?—gritó Helen—. ¿Cómo pudiste hacer algo así?
Tom miraba fijamente con impotencia a su esposa. Había cometido adulterio, había enfrentado sus acciones pecaminosas y le había pedido a su esposa que lo perdonara.
—Tú sabías que estaba mal—dijo ella—. Sabías que era la traición máxima a nuestro matrimonio.
—Nunca planeé tener una aventura—dijo Tom con lágrimas en sus ojos.
Tom no estaba mintiendo. Sabía que estaba tomando algunas malas decisiones, pero no había visto las consecuencias futuras de sus acciones. Después de casi una hora de rogarle a su esposa, le dijo algo que ayudó a Helen a comenzar a entenderlo y, finalmente, a perdonarlo.
—Te fui infiel en cientos de formas antes de cometer adulterio.
Le habló acerca de cómo ambos habían estado demasiado ocupados para pasar tiempo de calidad juntos, su actitud de crítica, su falta de respuesta emocional ocasional, que ella no lo escuchaba cuando le contaba sus problemas en la oficina.
—Eran pequeños detalles, siempre cosas sin importancia—dijo—. Por lo menos al principio lo parecían.

Exactamente así es como Satanás opera en los seres humanos.
Comienza bombardeando nuestra mente con patrones astutamente diseñados de irritación, insatisfacción, pensamientos insistentes y fastidiosos, dudas, temores y razonamientos. Avanza lenta y cuidadosamente (después de todo, los planes bien pensados toman tiempo).

Tom dijo que comenzó a dudar de si Helen verdaderamente lo amaba. Ella no lo escuchaba, y no siempre respondía a sus insinuaciones amorosas. Él meditaba en esos pensamientos. Cada vez que ella hacía algo que a él no le gustaba, lo registraba en su mente; lo mantenía en su memoria por medio de recordarlo y añadirlo a su lista de insatisfacciones.

Pero una de sus compañeras de trabajo sí lo escuchaba, y era compasiva con él. Una vez le dijo: “Helen no se merece un hombre cálido y cariñoso como tú” (Satanás también estaba operando en ella). Cada vez que Tom daba un pequeño paso lejos del camino correcto, justificaba sus acciones en su mente: Si Helen no me escucha, hay personas que sí lo harán.
Aunque pensó la palabra personas, realmente se refería a la mujer del cubículo contiguo.

Su compañera de trabajo sí lo escuchaba. Semanas más tarde, él la abrazó y al hacerlo deseó poder sentir esa respuesta sensible de parte de su esposa.

Fue un abrazo inofensivo; o eso parecía. Tom nunca entendió que Satanás nunca tiene prisa, se toma tiempo para llevar a cabo sus planes. No abruma a la gente de inmediato con deseos poderosos. En lugar de ello, el enemigo de nuestra mente comienza con cosas de poca importancia—pequeñas insatisfacciones, pequeños deseos—y desarrolla sus planes a partir de allí.

La historia de Tom se parece mucho a la auxiliar contable de cuarenta y dos años que fue acusada de robar casi tres millones de dólares de su organización.

Ella dijo: “La primera vez solamente tomé doce dólares. Solo necesitaba eso para pagar el mínimo de mi tarjeta de crédito. Tenía planeado devolverlo”. Como nadie la atrapó, dos meses después, volvió a “tomar prestado”.
Para el momento en que la atraparon, la empresa estaba tambaleándose en la orilla de la bancarrota. “Nunca tuve la intención de lastimar a nadie o de hacer algo malo”, dijo. Nunca tuvo la intención de hacer algo grande, solo tomar cantidades pequeñas. El fiscal dijo que ella le había estado robando a la empresa durante casi veinte años.

Así es cómo opera Satanás: lenta y diligentemente, en pequeños detalles. Pocas veces se nos acerca por medio de un ataque directo o frontal. Todo lo que Satanás necesita es una abertura; una oportunidad de inyectar pensamientos poco santos y egoístas en nuestra cabeza. Si no los corremos, se quedan dentro. Y así puede continuar con su plan maligno y destructivo.

No tenemos que permitir que esos pensamientos equivocados establezcan su residencia en nuestra cabeza. El apóstol Pablo escribió: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:4–5).

Para pensar.
Te ha llegado alguna vez ese tipo de pensamientos a tu cabeza como no me quieren, no me tienen en cuenta, no valgo nada, mi vida es un desastre, acuérdate bien que el enemigo nos coloca muchas cosas en nuestras mentes para poder dañar un matrimonio, una amistad, un hermano, un familiar...

Oración
Señor Jesús, en tu nombre clamo por victoria. Habilítame para llevar cada pensamiento a la obediencia a Cristo. Ayúdame a no permitir que las palabras de Satanás permanezcan en mi mente y me roben la victoria. Amén.

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