No más excusas

No más excusas

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. 2 CORINTIOS 5:17



“Siempre he tenido mal genio. Simplemente, así es como soy”. “Soy una persona franca. Así es como soy, y así es como la gente necesita aceptarme”. “Digo las cosas como las veo, no escondo nada. No doro las píldoras”. Esta lista podría continuar interminablemente, pero una de las cosas que estas expresiones tienen en común es que cada una tiene el propósito de justificar que la gente sea como es. Es una manera de resistir el cambio.

También es una manera para que Satanás se introduzca inadvertidamente en nuestra mente. El gran engañador nos dice que no somos groseros; solo estamos siendo honestos y que la gente necesita respetar esa cualidad en nosotros. Pensamos que hablamos la verdad tal cual la vemos, y que no somos cobardes o hipócritas. Si el diablo puede convencernos de que no tenemos que cambiar que estamos bien exactamente como estamos, ha ganado una batalla grave en nuestra vida.

De hecho, el diablo puede darnos un montón de excusas para no cambiar. Ese quizá sea el problema. Si nos convence de que las demás personas están procediendo mal porque: “Son simplemente demasiado sensibles”, o: “No quieren escuchar la verdad y enfrentar la realidad”, no nos sentimos responsables y pensamos que estamos bien.

Otra cosa es que no importa lo negativos que podamos ser en nuestra manera de pensar, la mayoría de nosotros no nos llamaríamos “negativos”. Preferimos palabras como lógicos, realistas, directos o francos. No enfrentar la verdad acerca de nosotros mismos es parte de la obra de engaño de Satanás.

Cuando pasé por un periodo de negatividad extrema, no hubiera pensado de mí mismo que estaba siendo negativo. Solo estaba siendo honesto. Si veía algo mal, lo decía. Ofrecía mi consejo sobre las maneras en que la gente debía cambiar. Podía ver las debilidades y los problemas de otros, y me sentía bastante feliz de mostrarles cómo los podían vencerlos.

En mis peores días, encontraba faltas en todas mis amigos y en todo lo que hacían. No tenía que buscar cosas que criticar; lo hacía sin esfuerzo. No lo consideraba negativo porque pensaba que solo estaba tratando de ser útil.

Nunca se me ocurrió en mi estado de soberbia que la gente en realidad no quería mi ayuda. Querían aceptación y aliento, no juicio y crítica.
Como dije, nunca me consideré una persona negativa; esto es hasta que Dios trató conmigo y me convenció de mi pecado.

No estoy tratando de condenar a nadie por ser negativo, franco, honesto, directo o el término que usted pueda escoger para ello, porque condenar es negativo en sí mismo. En lugar de ello, quiero ayudar a los creyentes a reconocer sus problemas de actitud y ayudarles a darse cuenta de que Dios puede liberarlos.

Comenzamos la vida cristiana como nuevas criaturas de Dios. Nuestro pasado es limpiado completamente. La vida cristiana es una vida de cambios—de crecimiento—de avanzar.

El sendero a la libertad comienza cuando enfrentamos nuestros problemas, y lo hacemos sin excusas. “Está bien, soy negativo, pero si proviniera del mismo tipo de familia que yo, hubiera…”

¡Deténgase! No más excusas. Sabemos lo que éramos en el pasado, pero también sabemos que no tenemos que permanecer así ahora o en el futuro. Con la ayuda de Jesucristo podemos tener nuestra mente renovada conforme a la Palabra de Dios.

La parte más difícil podría ser decirle a Dios: “Soy una persona negativa, pero quiero cambiar”. Recuerde que una mente negativa produce una vida negativa. Usted probablemente trató de cambiar por sí mismo muchas veces en el pasado, pero no funcionó. Ahora puede comenzar a ganar la batalla sobre la fortaleza de Satanás por medio de reconocer quién es usted y que debe depender de Dios para que lo cambie.

Oración
Dios, perdóname por todos mis pensamientos negativos. Quieres que sea amoroso y lleno de tu gozo. Ayúdame para que Satanás no tenga fortalezas en mi mente. Por favor, destruye cada aspecto negativo de mi manera de pensar, a través de Jesús mi Señor. Amén.

No Comments