Por fe y para fe

Por fe y para fe

Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree […] Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
ROMANOS 1:16–17



“Fe” es una palabra que el apóstol Pablo usó con frecuencia en sus escritos. Al escribirle a los tesalonicenses, que quería conocer acerca de su fe. Mientras que la palabra “fe” significa creer o confianza absoluta, es más que eso; la palabra también implica lealtad y compromiso.

“Fe” significa estar convencido de que algo es cierto.
En 1 Corintios 15:17 el apóstol le dijo los Corintios que, si Jesús no había resucitado de los muertos, su fe era vana. Estaba diciendo que todo lo que ellos creían era completamente inútil. La verdadera fe reconoce que el mensaje de la muerte y resurrección de Jesús es cierto.

La verdadera fe comienza cuando somos receptivos; cuando estamos dispuestos a escuchar.
Comienza con un cierto tipo de asentimiento mental; parece ser razonable que sea cierto [lo que escuchamos]. Pero esa no es verdadera fe. La verdadera fe sucede cuando decimos: “No solamente me hace sentido, sino que estoy dispuesto a apostar mi vida por ello”.

Pablo citó Habacuc 2:4 donde dice que el justo—el recto—por la fe vivirá.
Una manera en la que podemos pensar acerca de los justos son aquellos que han sido “justificados” o hechos justos por medio de la muerte de Jesucristo en la cruz. Si somos justificados, significa que Dios nos trata como si no fuéramos y nunca hubiéramos sido pecadores. Nos trata como si fuéramos suyos; sus amados hijos. En lugar de ser enemigos de Dios, somos sus amigos. En lugar de pelear con Él, lo servimos.

Cuando Dios nos llama justos, o rectos, entramos en una relación de amor, confianza y amistad. No necesitamos temer o preocuparnos porque no hay castigo para nosotros.
Cuando Pablo dice que “el justo por la fe vivirá”, quiere decir que los que hemos sido hechos justos delante de Dios vivamos por nuestra fe. Esto es, vivimos por nuestra confianza en el Dios que extiende su mano hacia nosotros.

Aquí es donde muchos deben combatir contra los ardides de Satanás. En lugar de enfocarse en todo lo que Dios ha hecho por nosotros, escuchan al diablo susurrar:
“¿Recuerdas cuando perdiste los papeles?”,
“Estás preocupado por pagar tus cuentas, y si te afanas, no tienes fe, ¿no?”, “Si se supone que eres cristiano, ¿cómo es que pudiste decir eso?”.


Los tormentos están allí, y el diablo nunca desaprovecha la oportunidad de recordarnos nuestros fracasos pasados. Todos hemos fallado, y seguiremos fallando, pero cuando lo hagamos, podemos arrepentirnos y seguir adelante.
Hace varios años pasé por un tiempo particularmente difícil en el que no había absolutamente nada de gozo o paz en mi vida. La infelicidad llenaba la mayor parte de mis días. Repetidamente le pregunté al Señor qué era lo que me estaba pasando, porque en realidad quería saber cuál era mi problema sin bromear. Estaba trabajando tan fuerte para agradar al Señor, tratando de ser el tipo de cristiano que yo pensaba que debería ser, pero ciertamente no sentía que estuviera avanzando.

Luego un día; me topé con Romanos 15:13 en una caja de tarjetas con versículos: “Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo” (NVI). ¡Eso era! ¡Lo entendí!

Me había zambullido en la duda y la incredulidad, permitiéndole al diablo que me atormentara con sus mentiras malignas. Como resultado, me había vuelto negativo, explosivo. Me estaba haciendo miserable a mí misma, ¡y el diablo estaba emocionado por la fortaleza que tenía sobre mí!
¡Esta escritura cambió toda esa manera de pensar antigua! Yo conocía la respuesta. Jesús me amaba tanto que no solamente perdonó todos mis pecados del pasado, sino que también vio hacia el futuro y me perdonó todos esos momentos de debilidad en los que fallaría en el futuro. No me estoy refiriendo a pecado deliberado, sino a debilidades humanas, esos momentos en los que simplemente no vivimos a la altura de la verdad que conocemos.

“Solo imagínatelo—, hace dos mil años Jesús no solamente murió en la cruz por todos mis pecados antes de siquiera conocerlo, sino por todos mis pecados y fracasos hasta el día en que lo conozca cara a cara”. Ese fue un pensamiento muy poderoso para mí.

Entonces medite en las palabras que Pablo citó al principio de esta meditación: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá”.
Finalmente comprendí el concepto de vivir por fe y para fe. No tengo que permitirle a Satanás que se infiltre subrepticiamente con preguntas o con incredulidad. Puedo vivir cada momento avanzando de fe a más fe a más fe.

Oremos
Señor Jesucristo, estoy asombrado por tu amor por mí, que es tan grande y tan poderoso que no solo moriste por todos mis pecados antes de que yo naciera, sino que supliste para todos mis momentos de debilidad en el futuro. Estoy tan agradecido contigo por tu amor, y me regocijo en tu santo nombre. Amén.

No Comments