Seguir Adelante

Seguir adelante
 
Si te cansa competir contra simples hombres, ¿cómo podrás correr contra caballos?   Jeremías 12.5
 
Algunos días se hace difícil salir de la cama, porque uno tiene por delante una dura jornada. El solo pensar en todas las dificultades y luchas que nos esperan, nos desanima. En ocasiones, esta pesadez se intensifica marcadamente porque la situación con la que luchamos ya tiene una larga historia. Quizás se trate de una relación que no logramos recomponer, un hijo que no podemos encaminar o una situación de injusticia en el trabajo que no conseguimos corregir. Cuando el desgaste por estas situaciones se hace intenso, enfrentarse a un nuevo día representa todo un desafío.
 
¿Qué habrá hecho, entonces, Jeremías para lograr salir de la cama cada mañana? 
Esta es la pregunta que intriga a Eugene Peterson, en su excelente libro Correr con los caballos (Editorial Patmos, 2006). En el capítulo 25 de Jeremías, el profeta ofrece detalles acerca del frustrante ministerio que le había sido encomendado: «En estos veintitrés años ha venido a mí la palabra del SEÑOR, y les he hablado repetidas veces, pero no han escuchado. Y el SEÑOR les envió repetidas veces a todos Sus siervos los profetas, pero ustedes no escucharon ni pusieron atención» (vv. 3-4, NBLH).
 
Y no solamente no lo escuchaban a Jeremías. En reiteradas ocasiones fue víctima de las burlas y del escarnio, perseguido y golpeado por los líderes religiosos en Jerusalén. No encontramos en su libro indicios de que algunas personas hubieran respondido a su insistente mensaje acerca del juicio que vendría sobre Judá.
 
¡Qué difícil seguir adelante cuando vemos que nada cambia! 
• La resignación gana terreno y la desesperanza se instala en el corazón. Sentimos que nuestros esfuerzos son inútiles.¿Cuál era el secreto de Jeremías?
• Peterson argumenta que para el profeta el hecho de aguantar no era una opción. Cada día representaba para él una nueva oportunidad de encontrarse con Dios, de servirlo con desinterés y de cumplir con sumisión las instrucciones que él le daba. No salía de la cama para hacerle frente a otra sesión de burlas. Se levantaba cada día porque tenía una cita con el Señor. 
El desafío que le traía el comienzo de un nuevo día era hacer lo que el Señor le indicara. No había sido llamado a cambiar el corazón de la gente. No se le había encomendado la tarea de asegurarse de que se arrepintieran. No era suya la responsabilidad de cómo respondían estas personas, tercas y rebeldes, a la Palabra que el Señor les enviaba día tras día, semana tras semana. Su vocación era servir a Dios en lo que él considerara necesario.
 
Cuando vivimos para agradarle a él, nuestras circunstancias siempre son buenas. Podemos estar atascados en la peor de las situaciones. No obstante, esa realidad presentará particulares maneras en las que podemos honrar a nuestro Padre. Cuando la meta consiste en vivir una vida que alegra su corazón, ninguna circunstancia nos es adversa.
 
Para pensar.
Desconozco las particularidades de tu situación puntual en esta etapa de tu vida. Sean buenas o sean sumamente malas, te animo a que le expreses a Dios: «Señor, muéstrame qué decisiones puedo tomar hoy y qué acciones iniciar que me afiancen en la fe y traigan gloria y honra a tu nombre». Su respuesta se constituirá en tus instrucciones para este día.

1 Comment


Sheyla - October 15th, 2022 at 8:50am

Amén ! 🙏🏻