Ser amigo

Ser amigo

Muchos hombres proclaman su propia lealtad, pero un hombre digno de confianza, ¿quién lo hallará?   Proverbios 20.6 NBLH

En el proceso de escribir este libro pasé por una profunda crisis personal que sacudió los fundamentos de mi vida, una tempestad tan violenta que hizo tambalear la estructura misma de mi existencia. Pasé por momentos de tan profunda angustia que convertí en mía la decisión del salmista: «A Dios, mi roca, diré: “¿Por qué me has olvidado?”» (42.9, NBLH).

Una de las tristes consecuencias de esta experiencia fue descubrir cuán efímeros eran los vínculos que poseía con personas que consideraba «amigos». Como la niebla matinal, muchos de ellos se desvanecieron en el momento de la vida en que más los necesitaba. Mi dolor me llevó a pensar, también, en las veces que yo desaparecí cuando un amigo me necesitaba. Me sentí impulsado a pedirle perdón al Señor por la liviandad con la que he manejado algunas de las relaciones con las que él me bendijo.

El autor de Proverbios deja ver entre líneas, que encontrar un hombre digno de confianza no es tarea fácil. Cuando declara que «muchos hombres proclaman su propia lealtad» no puedo evitar pensar en la infinidad de promesas que ofrecemos, a la ligera, en el contexto de la iglesia. «Quédate tranquilo, que en la semana te llamo». «No te preocupes, yo me hago cargo del asunto». «Pase lo que pase, yo te voy a seguir acompañando». «Ya mismo me pongo a orar por tu situación».
Son frases bien intencionadas, pero rara vez se traducen en hechos concretos. Para la persona que vive momentos de intensa angustia estas ofertas despiertan, una y otra vez, una esperanza que desemboca en el silencio y la ausencia de gestos reales que avalen las promesas efectuadas. En ocasiones la desilusión es aún más dolorosa que la prueba en sí.
O en los matrimonios se juran amor eterno, pero luego de una rabieta, o una ruptura como se ofenden o como se hablan el uno al otro, ahí nos damos cuenta lo cambiantes y frágiles que somos.

¿Y qué es un amigo?
Alguna vez he compartido una frase que me gusta: «Un amigo es la persona que conoce todos tus defectos y que, a pesar de eso, te sigue amando igual». El autor Em Griffin dice que un amigo es aquella persona que hace que te sientas a gusto contigo mismo[27]. Jesús nos ofrece una definición de amistad cuando les dice a sus discípulos: «Ya no los llamo esclavos, porque el amo no confía sus asuntos a los esclavos. Ustedes ahora son mis amigos, porque les he contado todo lo que el Padre me dijo» (Juan 15.15, NTV).

Amigo es aquella persona a quien le podemos confiar nuestras intimidades sin temor a que se ofenda, nos censure o se aleje.

Con el pasar de los años se afianza en mí la convicción de que en la vida solamente un puñado de personas serán realmente amigas y yo seré verdaderamente amigo para unos pocos. La expectativa de estar rodeado de cientos de amigos es irreal. No obstante, el tesoro de una buena amistad no solamente debe ser disfrutado, sino celosamente custodiado. Quien halla buenos amigos es verdaderamente afortunado.

Para pensar.
«En todo tiempo ama el amigo, Y el hermano nace para tiempo de angustia». Proverbios 17.17







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