Cuestión de óptica

Cuestión de óptica
 
El camino de los perezosos está obstruido por espinas, pero la senda de los íntegros es una carretera despejada.   Proverbios 15.19
 
Una de las herramientas que más emplea el autor de Proverbios es la del contraste. En el texto de hoy se compara al perezoso con el íntegro, para ofrecer un marcado contraste entre los caminos que cada uno recorre.
A veces caemos en la trampa de creer que a algunas personas la vida les ha sido muy generosa, mientras que otros lo único que han recibido son problemas.
 
Dentro del marco de la iglesia admiramos a aquellos para quienes el camino de la fe parece consistir en una victoria detrás de otra, mientras que nosotros luchamos día a día con la sensación de no avanzar nada.
 
Creemos que a ellos les ha ido bien porque Dios les ha dado oportunidades que nosotros nunca recibimos, y por eso nuestra admiración no deja de teñirse con cierto espíritu de envidia.
El autor de Proverbios señala que el camino del perezoso está obstruido por espinas. La palabra, en hebreo, se refiere literalmente a un cerco construido con espinas. Es decir, está rodeado de dificultades y le resulta imposible avanzar por la multitud de problemas que debe afrontar.
Quizás te sientas tentado a mirar con lástima a este pobre infeliz. La verdad, sin embargo, es que el cerco de espinas que lo rodea solamente existe en su cabeza. El holgazán es alérgico al trabajo, pero no le gusta reconocerlo. Para evadir la verdadera raíz de sus problemas, imagina que en cada proyecto y cada oportunidad existe un obstáculo insuperable. En otro texto, el autor declara: «El perezoso afirma:
“¡Hay un león en el camino! ¡Sí, estoy seguro de que allí afuera hay un león!”» (Proverbios 26.13).
 
Sus excusas son ridículas, pero a él le sirven para no moverse del lugar en que se encuentra. El camino del íntegro es una carretera despejada. Aquí también se emplea un término interesante. La palabra, en hebreo, significa, literalmente, un terraplén levantado o ensanchado. Entiendo por esto que el camino del íntegro no estaba despejado al principio, pero por su insistencia logra quitar los obstáculos y comienza a avanzar cada vez más seguro porque la pasión con que trabaja le abre camino donde otros tropiezan y caen.
 
Por eso, al mirarlo, nos deja con la sensación de que todo le resulta fácil. La verdad, sin embargo, es que se enfrenta a los mismos obstáculos que todos los demás.
 
No puedo dejar de aplicar esta analogía a la vida espiritual. Cierto grado de grandeza se conquista solamente por medio del esfuerzo y la disciplina. Los grandes santos se levantan a la madrugada para buscar el rostro del Señor. Los pequeños dicen: «Me voy a resfriar si me levanto tan temprano». Los héroes de la fe dicen: «Bendice alma mía, a Jehová». Los perezosos dicen: «La verdad es que, en este momento, no estoy de ánimo para alabar al Señor».
 
Para pensar.
Te habrás dado cuenta de que aquí el problema es la actitud. Dos personas, ante las mismas circunstancias, poseen visiones completamente diferentes. Uno ve solamente oportunidades; el otro solamente percibe dificultades. ¿Con cuál de los dos nos vamos a alinear tú y yo?

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