Andar entre ellos
Andar entre ellos
Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad. Colosenses 4.5
Una de las áreas en que nos generamos una crisis como iglesia, es en nuestras relaciones con los que no conocen al Señor. Cuando una persona se convierte es común que la absorbamos de tal manera en las actividades de la congregación que acaba perdiendo las relaciones que tiene con las personas de su entorno. Incluso en algunos casos se dañan las relaciones con su misma familia.
Cuando esto sucede, la iglesia pierde las vías naturales por las que puede compartir la Buena Noticia con otros. Esta situación la obliga a recorrer un camino poco natural, que es el de organizar encuentros especiales para tratar de alcanzar a los que andan en tinieblas. Los de afuera, sin embargo, raras veces acceden a asistir a estos encuentros que los sacan de su entorno común.
El hecho es que, cuando obramos de esta manera, hemos efectivamente invertido el orden de la misión que se nos ha confiado. La Palabra indica que Cristo tomó la iniciativa de salir a buscarnos a nosotros, mientras estábamos muertos en nuestros pecados (Efesios 2.5). Dejó los lugares celestiales y se despojó de sí mismo para venir a habitar entre aquellos que más ayuda necesitaban (Filipenses 2.6-7). Los encuentros evangelísticos que organizamos, en cambio, requieren que los incrédulos vengan a nosotros, en lugar de nosotros salir a los lugares donde ellos se mueven y viven.
En el texto de hoy Pablo señala el camino más efectivo para alcanzar la vida de aquellos que no conocen al Señor. El término «vivan» significa, literalmente, «anden o caminen». Cuando pensamos en estas palabras inmediatamente viene a nuestra mente la forma en que Cristo se movía entre el pueblo. Andaba de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, y por el camino aprovechaba las oportunidades que se le presentaban.
Para lograr este cometido es necesario que andemos con sabiduría. Es decir, necesitamos inteligencia y discernimiento para percibir situaciones que son propicias para sembrar la semilla del reino. La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy traduce así el texto de hoy: «Anden sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo». La frase «aprovechando bien el tiempo» significa, literalmente, redimiendo o comprando las oportunidades mediante un buen uso de ellas.
Pablo no se refiere aquí a eventos formales y organizados, sino a las múltiples situaciones en las que nos encontramos a diario: en una fila para pagar una cuenta, esperando en el consultorio del médico, conversando con un compañero de trabajo, en una charla con un cajero, o a la espera de que llenen de combustible el tanque de nuestro vehículo.
Jesús convirtió momentos ordinarios en oportunidades para encuentros extraordinarios, tal como observamos en su conversación con la mujer que fue a buscar agua. Nosotros hemos sido invitados a transitar por la vida atentos al mover de Dios, de tal manera que percibamos en una situación común posibilidades que otros no ven.
Para pensar.
«El evangelismo no es la tarea de unos pocos profesionales capacitados, sino la ineludible responsabilidad de cada persona que pertenece a la compañía de los que caminan con Jesús». Elton Trueblood
Vivan sabiamente entre los que no creen en Cristo y aprovechen al máximo cada oportunidad. Colosenses 4.5
Una de las áreas en que nos generamos una crisis como iglesia, es en nuestras relaciones con los que no conocen al Señor. Cuando una persona se convierte es común que la absorbamos de tal manera en las actividades de la congregación que acaba perdiendo las relaciones que tiene con las personas de su entorno. Incluso en algunos casos se dañan las relaciones con su misma familia.
Cuando esto sucede, la iglesia pierde las vías naturales por las que puede compartir la Buena Noticia con otros. Esta situación la obliga a recorrer un camino poco natural, que es el de organizar encuentros especiales para tratar de alcanzar a los que andan en tinieblas. Los de afuera, sin embargo, raras veces acceden a asistir a estos encuentros que los sacan de su entorno común.
El hecho es que, cuando obramos de esta manera, hemos efectivamente invertido el orden de la misión que se nos ha confiado. La Palabra indica que Cristo tomó la iniciativa de salir a buscarnos a nosotros, mientras estábamos muertos en nuestros pecados (Efesios 2.5). Dejó los lugares celestiales y se despojó de sí mismo para venir a habitar entre aquellos que más ayuda necesitaban (Filipenses 2.6-7). Los encuentros evangelísticos que organizamos, en cambio, requieren que los incrédulos vengan a nosotros, en lugar de nosotros salir a los lugares donde ellos se mueven y viven.
En el texto de hoy Pablo señala el camino más efectivo para alcanzar la vida de aquellos que no conocen al Señor. El término «vivan» significa, literalmente, «anden o caminen». Cuando pensamos en estas palabras inmediatamente viene a nuestra mente la forma en que Cristo se movía entre el pueblo. Andaba de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, y por el camino aprovechaba las oportunidades que se le presentaban.
Para lograr este cometido es necesario que andemos con sabiduría. Es decir, necesitamos inteligencia y discernimiento para percibir situaciones que son propicias para sembrar la semilla del reino. La Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy traduce así el texto de hoy: «Anden sabiamente para con los de afuera, aprovechando bien el tiempo». La frase «aprovechando bien el tiempo» significa, literalmente, redimiendo o comprando las oportunidades mediante un buen uso de ellas.
Pablo no se refiere aquí a eventos formales y organizados, sino a las múltiples situaciones en las que nos encontramos a diario: en una fila para pagar una cuenta, esperando en el consultorio del médico, conversando con un compañero de trabajo, en una charla con un cajero, o a la espera de que llenen de combustible el tanque de nuestro vehículo.
Jesús convirtió momentos ordinarios en oportunidades para encuentros extraordinarios, tal como observamos en su conversación con la mujer que fue a buscar agua. Nosotros hemos sido invitados a transitar por la vida atentos al mover de Dios, de tal manera que percibamos en una situación común posibilidades que otros no ven.
Para pensar.
«El evangelismo no es la tarea de unos pocos profesionales capacitados, sino la ineludible responsabilidad de cada persona que pertenece a la compañía de los que caminan con Jesús». Elton Trueblood
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