Perfectos y completos

Perfectos y completos

Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.   Santiago 1.4

Santiago nos sorprende con un llamado a celebrar con mucha alegría las diferentes pruebas que se nos cruzan por el camino.

Esto marca un giro radical en las reacciones que solemos mostrar en medio de las dificultades. En lugar de ventilar nuestra frustración, angustia o nuestro fastidio, el apóstol nos está diciendo que es posible vivir con gran alegría las adversidades.

Para lograr este giro en el comportamiento es necesario que tomemos consciencia del tremendo potencial que encierran las pruebas. Son una de las herramientas que más emplea el Señor en la vida de sus hijos. Con solo repasar el peregrinaje de los grandes santos a lo largo de la historia del pueblo de Dios, podremos constatar que este es el común denominador en la vida de todos ellos.
•A cada uno le tocó vivir su fe en medio de severas aflicciones, las cuales sirvieron para pulir sus vidas, tal como la acción del fuego para refinar la plata y el oro (Proverbios 17.3).

El resultado de este proceso es que seamos completos y perfectos. Esta frase, que es común al Nuevo Testamento, se refiere a alcanzar ese estado de madurez espiritual que nos permite vivir plenamente el proyecto de Dios para nuestras vidas. Nos ubicamos en el lugar para el cual fuimos creados y donde podemos sacar el máximo potencial a los dones que hemos recibido. Contamos, además, con todas las herramientas necesarias para resolver los desafíos que nos presenta la vida mientras caminamos en fidelidad con el Señor.

El crecimiento de la paciencia produce en nosotros este estado. La razón es sencilla: una vida repleta de dificultades nos recuerda permanentemente cuánto necesitamos de la gracia del Señor.

Por otro lado, las pruebas resaltan el principio de que todas las conquistas importantes en la vida son el fruto de la perseverancia. No existen las victorias sencillas, aunque el mundo del mercadeo se empecina en convencernos de lo opuesto.

Pero lo más importante de las pruebas es que nos permiten ubicarnos dentro de la dimensión eterna del tiempo. Nosotros vivimos acelerados, y esperamos que todo lo que emprendemos se pueda lograr dentro de los plazos irreales que nos planteamos. El Señor, sin embargo, trabaja con la lentitud y la precisión de un verdadero artesano, desde la eternidad y hacia la eternidad. En ese contexto, para él un día, una semana o un año transcurren en apenas un abrir y cerrar de ojos.

Las pruebas son normales en la vida, pero estoy convencido de que ocurren con irritante frecuencia precisamente porque somos tan lentos para convertirlas en oportunidades para crecer. De alguna manera se nos vuelve a ofrecer esa posibilidad una y otra vez a lo largo de los días, las semanas y los años.

Para pensar.
La próxima vez que te encuentres frente a una prueba, tómate unos segundos para aquietar tu espíritu. Cuando recuerdes que es posible que crezcas más en medio de una prueba bien manejada que en cien reuniones con tus hermanos, comenzarás a celebrar la gran bendición que encierra cada dificultad.










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