Capacitar al obrero
Capacitar al obrero
Instruye a Josué, y anímalo y fortalécelo, porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les entregará la tierra que verás. Deuteronomio 3.28
La tarea que Israel tenía por delante era sumamente compleja y ardua. De la mano de Moisés habían conquistado gran parte del territorio que estaba al este del río Jordán. Sin embargo, Dios claramente le había dicho al patriarca que a él no se le permitiría entrar en la tierra prometida. Esta parte del proyecto quedaría en manos de Josué, el sucesor escogido por Jehová. Este joven líder había sido dramáticamente afectado por su misión con los doce espías. Ante su insistencia junto a Caleb, de que la tierra se podía conquistar de la mano de Dios, el pueblo casi lo había apedreado. Seguramente no se sentía en condiciones para asumir el mando frente a tamaño desafío.
Es debido a esta realidad que el Señor le habla a Moisés, impartiendo claras directivas acerca de la tarea que debía realizar con su sucesor. Estas instrucciones incluían tres pasos: encargar, animar y fortalecer.
Dios no dejó que Josué adivinara cuál era la tarea por hacer, ni tampoco que inventara proyectos para el pueblo. Le mandó a Moisés que específicamente le explicara lo que el Señor esperaba de él. Para cada uno de los pasos que debía tomar le proveyó instrucciones puntuales. Este es un importante aspecto del trabajo de un líder. Muchas veces le pedimos a nuestros obreros que asuman la responsabilidad de un proyecto sin explicarles qué es lo que esperamos de ellos. Si no tienen instrucciones claras, no van a saber qué es lo que deben estar haciendo y, con seguridad, no completarán la tarea como deberían hacerla.
El segundo aspecto del trabajo de Moisés apuntaba a su responsabilidad de animar. La palabra original se refiere a otorgarle poder y fuerza a una persona. El medio principal para esto es ayudar a la persona a tomar conciencia de dónde está parado como siervo de Dios y con qué herramientas cuenta. Note que en cada llamado que Dios hizo a alguna persona, parte de la estrategia del Señor fue recordarle que no iba solo, sino que estaría acompañado por el Señor mismo. Tristemente, muchos líderes abandonan a sus obreros en la tarea y no se aseguran de que ellos poseen la fortaleza para hacer el trabajo que tienen por delante. El trabajo de alentar y animar es fundamental para la eficacia del obrero.
La tercera responsabilidad de Moisés era la de fortalecer. La palabra que usa el texto hebreo se refiere al trabajo de identificar las debilidades del obrero y dar los pasos necesarios para reparar lo que sea necesario. Esto también es importante. Josué, al parecer, era un hombre temeroso e inseguro. Estas debilidades serían un escollo para el ministerio. La solución no estaba en condenarlo por estas características, sino en ayudarlo a superarlas. Debidamente fortalecido, podía hacerle frente a cualquier desafío. Como líderes, tenemos que estar atentos a las debilidades de nuestros obreros, pero no para denunciarlos, sino para buscar la manera de ayudarlos.
Para pensar:
Muchos pastores quieren producir cambios mediante la constante crítica y la identificación de los errores que cometen sus obreros. Lo único que consiguen es sembrar el desánimo y el rencor. ¡Asegúrese de ser una persona que anima y edifica a sus obreros!
Bendiciones,
Instruye a Josué, y anímalo y fortalécelo, porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él les entregará la tierra que verás. Deuteronomio 3.28
La tarea que Israel tenía por delante era sumamente compleja y ardua. De la mano de Moisés habían conquistado gran parte del territorio que estaba al este del río Jordán. Sin embargo, Dios claramente le había dicho al patriarca que a él no se le permitiría entrar en la tierra prometida. Esta parte del proyecto quedaría en manos de Josué, el sucesor escogido por Jehová. Este joven líder había sido dramáticamente afectado por su misión con los doce espías. Ante su insistencia junto a Caleb, de que la tierra se podía conquistar de la mano de Dios, el pueblo casi lo había apedreado. Seguramente no se sentía en condiciones para asumir el mando frente a tamaño desafío.
Es debido a esta realidad que el Señor le habla a Moisés, impartiendo claras directivas acerca de la tarea que debía realizar con su sucesor. Estas instrucciones incluían tres pasos: encargar, animar y fortalecer.
Dios no dejó que Josué adivinara cuál era la tarea por hacer, ni tampoco que inventara proyectos para el pueblo. Le mandó a Moisés que específicamente le explicara lo que el Señor esperaba de él. Para cada uno de los pasos que debía tomar le proveyó instrucciones puntuales. Este es un importante aspecto del trabajo de un líder. Muchas veces le pedimos a nuestros obreros que asuman la responsabilidad de un proyecto sin explicarles qué es lo que esperamos de ellos. Si no tienen instrucciones claras, no van a saber qué es lo que deben estar haciendo y, con seguridad, no completarán la tarea como deberían hacerla.
El segundo aspecto del trabajo de Moisés apuntaba a su responsabilidad de animar. La palabra original se refiere a otorgarle poder y fuerza a una persona. El medio principal para esto es ayudar a la persona a tomar conciencia de dónde está parado como siervo de Dios y con qué herramientas cuenta. Note que en cada llamado que Dios hizo a alguna persona, parte de la estrategia del Señor fue recordarle que no iba solo, sino que estaría acompañado por el Señor mismo. Tristemente, muchos líderes abandonan a sus obreros en la tarea y no se aseguran de que ellos poseen la fortaleza para hacer el trabajo que tienen por delante. El trabajo de alentar y animar es fundamental para la eficacia del obrero.
La tercera responsabilidad de Moisés era la de fortalecer. La palabra que usa el texto hebreo se refiere al trabajo de identificar las debilidades del obrero y dar los pasos necesarios para reparar lo que sea necesario. Esto también es importante. Josué, al parecer, era un hombre temeroso e inseguro. Estas debilidades serían un escollo para el ministerio. La solución no estaba en condenarlo por estas características, sino en ayudarlo a superarlas. Debidamente fortalecido, podía hacerle frente a cualquier desafío. Como líderes, tenemos que estar atentos a las debilidades de nuestros obreros, pero no para denunciarlos, sino para buscar la manera de ayudarlos.
Para pensar:
Muchos pastores quieren producir cambios mediante la constante crítica y la identificación de los errores que cometen sus obreros. Lo único que consiguen es sembrar el desánimo y el rencor. ¡Asegúrese de ser una persona que anima y edifica a sus obreros!
Bendiciones,
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