Mantener las apariencias

Mantener las apariencias    

Los principales sacerdotes, los ancianos y todo el Concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús para entregarlo a la muerte, pero no lo hallaron, aunque se presentaron muchos testigos falsos. Mateo 26.59–60

Muchos historiadores han analizado minuciosamente los detalles del juicio que los sacerdotes y ancianos le hicieron a Cristo. La mayoría de ellos coinciden en que todo el procedimiento no fue más que una burla al sistema legal establecido por la sociedad israelita.



      Los integrantes del Concilio ya habían decidido, hacía tiempo, darle muerte a Jesús cualquiera fueran los resultados del juicio. No obstante, insistieron en mantener la fachada de que estaban procediendo dentro del marco de la ley.



En esto, el Concilio se une a una extensa lista de tiranos, déspotas y dictadores que han obrado de similar manera. Los dos personajes más nefastos del siglo XX, Hitler y Stalin, insistieron en seguir meticulosamente con los requerimientos de la ley, aunque no existía ninguna duda en cuanto al resultado final de cada una de sus acciones. Deseaban, de esta manera, mantener la fachada de legalidad mientras sembraban el terror y el espanto para el «bien» del pueblo.



Existe un deseo profundo en cada uno de nosotros, de asegurarnos que nuestros actos no sean reprobados. La manifestación más frecuente de esto es la férrea costumbre de defender siempre lo que hacemos, aun cuando claramente estamos equivocados. Se perpetúa el mal en una permanente búsqueda de la manera de acomodar nuestros actos para que nuestra maldad no quede en evidencia.



Dios quiere que sigamos el ejemplo de su hijo Jesús en esta tierra no las posiciones de hombres que, aunque muchos estén equivocados quieren implantar sus pensamientos sin tener en cuenta el pensamiento de Dios...



Es tiempo que entendamos que hacer lo recto es lo que hace que Dios nos mire y camine con nosotros y así podamos influenciar a nuestro prójimo a la manera de Dios y no de concepto de hombre o influenciar mal a nuestro semejante.



Tu estas diseñado a marcar la diferencia.

Para pensar:

«Todos los caminos del hombre son limpios ante sus propios ojos, pero el Señor sondea los espíritus» (Pr 16.2 - LBLA).

Bendiciones

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