Virtud que corona
Virtud que corona
La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos. Proverbios 12.4 NBLH
Una de las herramientas poéticas que emplea a menudo el libro de Proverbios es el uso de los contrastes. En un contraste se presentan dos figuras que se encuentran en extremos opuestos de una misma realidad.
En el texto que hoy nos ocupa, la misma realidad está representada por la mujer que cumple el rol de esposa dentro del matrimonio.
En un extremo se ubica la mujer virtuosa. Quizás recuerdes que esta fue la característica que Booz encontró atractiva en Rut. Cuando la descubrió durmiendo a sus pies, declaró:
«Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa» (Rut 3.11, NTV).
No debemos pasar por alto que su virtud es reconocida por todo el pueblo.
La lectura de Rut nos ofrece una noción más acabada de lo que significa ser una mujer virtuosa. No obstante, vale la pena señalar que la palabra se refiere a alguien de excelencia, que posee cualidades que la convierten en una persona admirable, tales como el esmero, la integridad, la perseverancia y la compasión. El autor de Proverbios nos dice que tal mujer se constituye en corona para su marido.
La corona es un adorno que proclama a los demás la honra y grandeza de la persona que la luce. En este sentido, entonces, la mujer virtuosa trae honra y reconocimiento público a su esposo; lo engrandece por la noble actitud con que se mueve en la vida. El sentido es similar al que emplea el apóstol Pablo al referirse a la congregación en Tesalónica.
«Después de todo, ¿qué es lo que nos da esperanza y alegría?, ¿y cuál será nuestra orgullosa recompensa y corona al estar delante del Señor Jesús cuando él regrese? ¡Son ustedes!» (1 Tesalonicenses 2.19, NTV).
En el extremo opuesto se encuentra la mujer que avergüenza a su marido. El término «avergonzar», en hebreo, se refiere más a una humillación pública que a la vergüenza que se pueda sufrir en la intimidad del hogar. El comportamiento de esta mujer deja en claro a los demás el desprecio que ella siente por su esposo.
¿Por qué esta mujer es como podredumbre en los huesos de su marido?
Existe un anhelo en el corazón del varón, muchas veces escondido, que tiene que ver con su condición de hombre. Ese deseo consiste en llegar a ser el héroe en la vida de su esposa, el que la cuida, protege y provee fielmente para sus necesidades. De alguna manera, aspira a despertar admiración en su esposa por el esfuerzo que hace por cubrir todas sus necesidades. La identidad del varón está fuertemente ligada a ese anhelo, de manera que cuando se ve frustrada, su masculinidad sufre un golpe que le duele en lo más íntimo de su ser.
Para pensar.
Si eres mujer, tienes a tu alcance la oportunidad de darle algo a tu marido, aquello que no le puede dar ninguna otra persona en el mundo.
La mujer virtuosa es corona de su marido, pero la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos. Proverbios 12.4 NBLH
Una de las herramientas poéticas que emplea a menudo el libro de Proverbios es el uso de los contrastes. En un contraste se presentan dos figuras que se encuentran en extremos opuestos de una misma realidad.
En el texto que hoy nos ocupa, la misma realidad está representada por la mujer que cumple el rol de esposa dentro del matrimonio.
En un extremo se ubica la mujer virtuosa. Quizás recuerdes que esta fue la característica que Booz encontró atractiva en Rut. Cuando la descubrió durmiendo a sus pies, declaró:
«Ahora, hija mía, no te preocupes por nada. Yo haré lo que sea necesario, porque todo el pueblo sabe que eres una mujer virtuosa» (Rut 3.11, NTV).
No debemos pasar por alto que su virtud es reconocida por todo el pueblo.
La lectura de Rut nos ofrece una noción más acabada de lo que significa ser una mujer virtuosa. No obstante, vale la pena señalar que la palabra se refiere a alguien de excelencia, que posee cualidades que la convierten en una persona admirable, tales como el esmero, la integridad, la perseverancia y la compasión. El autor de Proverbios nos dice que tal mujer se constituye en corona para su marido.
La corona es un adorno que proclama a los demás la honra y grandeza de la persona que la luce. En este sentido, entonces, la mujer virtuosa trae honra y reconocimiento público a su esposo; lo engrandece por la noble actitud con que se mueve en la vida. El sentido es similar al que emplea el apóstol Pablo al referirse a la congregación en Tesalónica.
«Después de todo, ¿qué es lo que nos da esperanza y alegría?, ¿y cuál será nuestra orgullosa recompensa y corona al estar delante del Señor Jesús cuando él regrese? ¡Son ustedes!» (1 Tesalonicenses 2.19, NTV).
En el extremo opuesto se encuentra la mujer que avergüenza a su marido. El término «avergonzar», en hebreo, se refiere más a una humillación pública que a la vergüenza que se pueda sufrir en la intimidad del hogar. El comportamiento de esta mujer deja en claro a los demás el desprecio que ella siente por su esposo.
¿Por qué esta mujer es como podredumbre en los huesos de su marido?
Existe un anhelo en el corazón del varón, muchas veces escondido, que tiene que ver con su condición de hombre. Ese deseo consiste en llegar a ser el héroe en la vida de su esposa, el que la cuida, protege y provee fielmente para sus necesidades. De alguna manera, aspira a despertar admiración en su esposa por el esfuerzo que hace por cubrir todas sus necesidades. La identidad del varón está fuertemente ligada a ese anhelo, de manera que cuando se ve frustrada, su masculinidad sufre un golpe que le duele en lo más íntimo de su ser.
Para pensar.
Si eres mujer, tienes a tu alcance la oportunidad de darle algo a tu marido, aquello que no le puede dar ninguna otra persona en el mundo.
- Honra a tu esposo con la forma en que te mueves en público.
- Habla bien de él.
- Consúltalo.
- Resalta sus virtudes.
- Respétalo.
- Engrandece su persona, reconociendo lo valioso que es para tu vida y la de tu familia.
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