Ayuno Dia 5
Dia 5
Mi alma tiene sed de ti
Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.
2 Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria.
3 Tu amor inagotable es mejor que la vida misma; ¡cuánto te alabo!
4 Te alabaré mientras viva; a ti levantaré mis manos en oración.
5 Tú me satisfaces más que un suculento banquete; té alabaré con cánticos de alegría. Salmos 63:1-5NTV
Dios bendice a los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Mateo 5:6NTV
Hay veces que me cuesta ayunar.
El autor Donald Whitney tiene toda la razón cuando dice: "El ayuno es la más temida e incomprendida de todas las disciplinas espirituales". Pero para mí, no es que tenga miedo (ya que lo he hecho muchas veces antes), sino que a menudo malinterpreto el propósito del ayuno. Las Escrituras enseñan que podemos ayunar por una variedad de buenas razones, pero en última instancia, tenemos que recordar que la esencia del ayuno no es la comida. Esto es con lo que lucho.
Entonces, ¿de qué se trata realmente el ayuno? De reducir la velocidad. Irónicamente, deberíamos "ayunar" para "bajar la velocidad". Honestamente, es por eso que no quiero ayunar a menudo: estoy demasiado ocupada mientras voy deprisa de una cosa a otra.
Sin embargo, al comenzar el 2024, admitamos que muchos de nosotros estamos extremadamente ocupados y preocupados por demasiadas cosas al comenzar este año. Tal vez la economía es una preocupación, o tenemos algunas relaciones que podrían ser mejores, o muchos de nosotros simplemente estamos agotados.
Creo que en una situación así, éste es el momento perfecto para ayunar, pero sólo si nos comprometemos a no hacerlo en torno a la comida. En lugar de centrarnos en la comida, comprometámonos a bajar el ritmo y "Estad quietos y sabed que yo soy Dios" (Salmo 46:10). Un erudito ha dicho que éste es el versículo más aterrador del libro de los Salmos. Y creo que tiene razón.
Verás, cuando ayunamos y nos abstenemos de comer cualquier alimento o ciertos alimentos, desaceleramos el cuerpo físicamente. Y cada dolor de hambre, lo usamos para disminuir el ritmo de nuestras mentes y almas, permitiéndonos así poder tener momentos significativos con Dios.
¿Cómo puedo bajar mi ritmo mientras ayuno?
En primer lugar.
Despréndete del drama de la vida. Esto no significa dejar a tu familia durante 40 días y correr a las montañas. Pero puede significar desconectarte de las redes sociales y de todas tus "pantallas" por un tiempo. Tal vez, en lugar de desayunar, puedes tener un tiempo prolongado de oración y estudio de la Palabra con Dios.
Un creyente le preguntó a un autor cristiano qué debía hacer para convertirse en "la mejor versión de sí mismo", a lo que él respondió: "¡Elimina sin compasión las prisas de tu vida!” ¡Eso es sabiduría! Cuando nos desprendemos del drama de la vida, podemos conectarnos más con Dios mientras nos adentramos en la verdad de que "Su amor es más grande que la vida" (Salmo 63:3).
En segundo lugar,
Profundiza en tus deseos y anhelos. Richard Foster una vez dijo: "Más que cualquier otra disciplina, el ayuno revela las cosas que nos controlan". El ayunar y bajar el ritmo te brinda una excelente oportunidad para examinar tus deseos y necesidades y eliminar cualquier suciedad que se haya pegado en tu vida.
Así que no dejes que este ayuno se centre en la comida de la que te estás privando, sino más bien en bajar el ritmo para abrazar al Dios que realmente puede darte plenitud.
Para pensar:
¿Cómo puedes "eliminar con determinación las prisas de tu vida" esta semana?
Oración:
Gracias, Señor, por el regalo de hoy, y ayúdame a aprovecharlo al máximo bajando el ritmo para que pueda escuchar tu voz. Permite que Tu Espíritu me revele cualquier cosa que me esté alejando de Tu presencia. Sólo tengo hambre y anhelo de ti.
La palabra nos dice hoy: Salmos 46:10 NTV «¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero».
Mi alma tiene sed de ti
Oh Dios, tú eres mi Dios; de todo corazón te busco. Mi alma tiene sed de ti; todo mi cuerpo te anhela en esta tierra reseca y agotada donde no hay agua.
2 Te he visto en tu santuario y he contemplado tu poder y tu gloria.
3 Tu amor inagotable es mejor que la vida misma; ¡cuánto te alabo!
4 Te alabaré mientras viva; a ti levantaré mis manos en oración.
5 Tú me satisfaces más que un suculento banquete; té alabaré con cánticos de alegría. Salmos 63:1-5NTV
Dios bendice a los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Mateo 5:6NTV
Hay veces que me cuesta ayunar.
El autor Donald Whitney tiene toda la razón cuando dice: "El ayuno es la más temida e incomprendida de todas las disciplinas espirituales". Pero para mí, no es que tenga miedo (ya que lo he hecho muchas veces antes), sino que a menudo malinterpreto el propósito del ayuno. Las Escrituras enseñan que podemos ayunar por una variedad de buenas razones, pero en última instancia, tenemos que recordar que la esencia del ayuno no es la comida. Esto es con lo que lucho.
Entonces, ¿de qué se trata realmente el ayuno? De reducir la velocidad. Irónicamente, deberíamos "ayunar" para "bajar la velocidad". Honestamente, es por eso que no quiero ayunar a menudo: estoy demasiado ocupada mientras voy deprisa de una cosa a otra.
Sin embargo, al comenzar el 2024, admitamos que muchos de nosotros estamos extremadamente ocupados y preocupados por demasiadas cosas al comenzar este año. Tal vez la economía es una preocupación, o tenemos algunas relaciones que podrían ser mejores, o muchos de nosotros simplemente estamos agotados.
Creo que en una situación así, éste es el momento perfecto para ayunar, pero sólo si nos comprometemos a no hacerlo en torno a la comida. En lugar de centrarnos en la comida, comprometámonos a bajar el ritmo y "Estad quietos y sabed que yo soy Dios" (Salmo 46:10). Un erudito ha dicho que éste es el versículo más aterrador del libro de los Salmos. Y creo que tiene razón.
Verás, cuando ayunamos y nos abstenemos de comer cualquier alimento o ciertos alimentos, desaceleramos el cuerpo físicamente. Y cada dolor de hambre, lo usamos para disminuir el ritmo de nuestras mentes y almas, permitiéndonos así poder tener momentos significativos con Dios.
¿Cómo puedo bajar mi ritmo mientras ayuno?
En primer lugar.
Despréndete del drama de la vida. Esto no significa dejar a tu familia durante 40 días y correr a las montañas. Pero puede significar desconectarte de las redes sociales y de todas tus "pantallas" por un tiempo. Tal vez, en lugar de desayunar, puedes tener un tiempo prolongado de oración y estudio de la Palabra con Dios.
Un creyente le preguntó a un autor cristiano qué debía hacer para convertirse en "la mejor versión de sí mismo", a lo que él respondió: "¡Elimina sin compasión las prisas de tu vida!” ¡Eso es sabiduría! Cuando nos desprendemos del drama de la vida, podemos conectarnos más con Dios mientras nos adentramos en la verdad de que "Su amor es más grande que la vida" (Salmo 63:3).
En segundo lugar,
Profundiza en tus deseos y anhelos. Richard Foster una vez dijo: "Más que cualquier otra disciplina, el ayuno revela las cosas que nos controlan". El ayunar y bajar el ritmo te brinda una excelente oportunidad para examinar tus deseos y necesidades y eliminar cualquier suciedad que se haya pegado en tu vida.
Así que no dejes que este ayuno se centre en la comida de la que te estás privando, sino más bien en bajar el ritmo para abrazar al Dios que realmente puede darte plenitud.
Para pensar:
¿Cómo puedes "eliminar con determinación las prisas de tu vida" esta semana?
Oración:
Gracias, Señor, por el regalo de hoy, y ayúdame a aprovecharlo al máximo bajando el ritmo para que pueda escuchar tu voz. Permite que Tu Espíritu me revele cualquier cosa que me esté alejando de Tu presencia. Sólo tengo hambre y anhelo de ti.
La palabra nos dice hoy: Salmos 46:10 NTV «¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero».
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