Ayuno Dia 17
Dia 17
Fe
todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. Mateo 21:22
Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Mateo 17:20
gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; Romanos 12:12
Dilo con sencillez. Estas son las palabras clave de la comunicación. Se ha citado a Albert Einstein diciendo: "Si no puedes explicarlo de forma sencilla, no lo entiendes lo suficientemente bien". Los versículos de hoy simplemente afirman que podemos acceder al poder aparentemente infinito de la oración a través de un requisito fundamental: la fe. ¿Es cierto que la fe equivale a una oración contestada? ¿Puedo "creerlo y recibirlo" o "nombrarlo y reclamarlo"? Bueno... ¿quién de nosotros ha orado alguna vez por algo y no ha visto resultado alguno? Oraste y oraste. Hiciste que otros oraran contigo. Pero la oración no "funcionó". ¿Era el problema la falta de fe?
Juan 14:14 añade: "Pueden pedirme cualquier cosa en mi nombre, y yo lo haré". Otra afirmación muy sencilla sobre la oración. Quizá todo esté en la fórmula de cómo oramos. ¿Es el hecho de invocar el nombre de Jesús la clave de la oración? Puede que te sientas tentado a orar por el premio gordo de la Powerball y añadir simplemente: "...en el nombre de Jesús", ¡para cerrar el trato! Por supuesto que no es así como funciona la oración. Todo nos lleva a pensar que la sencilla enseñanza de Jesús sobre la oración resulta bastante difícil de aplicar.
Los versículos de hoy apuntan a que la oración tiene algo que ver con la fe y algo que ver con el poder que tiene invocar el nombre de Jesús. La última pieza del rompecabezas es POR QUÉ oramos.
La peculiar historia de la higuera seca en Mateo 21 nos recuerda la importancia del contenido de la oración. Este árbol no fue maldito porque Jesús estuviera hambriento. Era una lección objetiva sobre el árbol que da el fruto para el que fue creado. Tenía una función, un propósito que cumplir. A los discípulos, como a la higuera, se les está dando un propósito específico que cumplir.
La oración es más efectiva cuando oramos por las cosas correctas. Pete Greig, en El Curso de Oración, nos enseña: "Orar en el nombre de Jesús significa orar de acuerdo con Su carácter y Su propósito". ¿Por qué oramos y por qué lo hacemos? Si nosotros, como los discípulos, tenemos fe en que podemos realizar las tareas para las que Dios nos ha llamado, ¡entonces nada es imposible por el poder de Cristo!
Para pensar:
¿Sus oraciones requieren fe y/o acción de su parte?
¿Estás orando por cosas que se alinean con Su carácter y propósito?
Oración:
Dios, ayúdame a orar por las cosas correctas. Dame la fe que necesito para lograr todo lo que me has llamado a hacer, y que pueda hacerlo todo a través de tu poder.
Fe
todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis. Mateo 21:22
Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que, si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. Mateo 17:20
gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; Romanos 12:12
Dilo con sencillez. Estas son las palabras clave de la comunicación. Se ha citado a Albert Einstein diciendo: "Si no puedes explicarlo de forma sencilla, no lo entiendes lo suficientemente bien". Los versículos de hoy simplemente afirman que podemos acceder al poder aparentemente infinito de la oración a través de un requisito fundamental: la fe. ¿Es cierto que la fe equivale a una oración contestada? ¿Puedo "creerlo y recibirlo" o "nombrarlo y reclamarlo"? Bueno... ¿quién de nosotros ha orado alguna vez por algo y no ha visto resultado alguno? Oraste y oraste. Hiciste que otros oraran contigo. Pero la oración no "funcionó". ¿Era el problema la falta de fe?
Juan 14:14 añade: "Pueden pedirme cualquier cosa en mi nombre, y yo lo haré". Otra afirmación muy sencilla sobre la oración. Quizá todo esté en la fórmula de cómo oramos. ¿Es el hecho de invocar el nombre de Jesús la clave de la oración? Puede que te sientas tentado a orar por el premio gordo de la Powerball y añadir simplemente: "...en el nombre de Jesús", ¡para cerrar el trato! Por supuesto que no es así como funciona la oración. Todo nos lleva a pensar que la sencilla enseñanza de Jesús sobre la oración resulta bastante difícil de aplicar.
Los versículos de hoy apuntan a que la oración tiene algo que ver con la fe y algo que ver con el poder que tiene invocar el nombre de Jesús. La última pieza del rompecabezas es POR QUÉ oramos.
La peculiar historia de la higuera seca en Mateo 21 nos recuerda la importancia del contenido de la oración. Este árbol no fue maldito porque Jesús estuviera hambriento. Era una lección objetiva sobre el árbol que da el fruto para el que fue creado. Tenía una función, un propósito que cumplir. A los discípulos, como a la higuera, se les está dando un propósito específico que cumplir.
La oración es más efectiva cuando oramos por las cosas correctas. Pete Greig, en El Curso de Oración, nos enseña: "Orar en el nombre de Jesús significa orar de acuerdo con Su carácter y Su propósito". ¿Por qué oramos y por qué lo hacemos? Si nosotros, como los discípulos, tenemos fe en que podemos realizar las tareas para las que Dios nos ha llamado, ¡entonces nada es imposible por el poder de Cristo!
Para pensar:
¿Sus oraciones requieren fe y/o acción de su parte?
¿Estás orando por cosas que se alinean con Su carácter y propósito?
Oración:
Dios, ayúdame a orar por las cosas correctas. Dame la fe que necesito para lograr todo lo que me has llamado a hacer, y que pueda hacerlo todo a través de tu poder.
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