Amorosa persuasion

Amorosa persuasión
 
Por esta razón la cercaré con espinos. Cerraré su paso con un muro para que pierda su rumbo. Oseas 2.6

Los profetas de Dios siempre fueron llamados a encarnar el mensaje que traían al pueblo. Es por esto por lo que los encontramos recibiendo instrucciones para tomar ciertas acciones que se convertirán en la demostración visual de su proclamación verbal.
Ninguno de los profetas, a mi entender, recibió un llamado tan duro como Oseas, a quien Dios mandó que tomara como esposa a una prostituta. Su libro relata el calvario que sufrió mientras su esposa iba, una y otra vez, tras sus amantes. Esta experiencia constituía la más fiel representación de lo que el Señor padecía con Israel.
A pesar de esto, el amor de Dios no le permitió darse por vencido. Tal como mencioné en otra reflexión sobre este mismo profeta: Dios «es el más obstinado de los amantes; no entiende de desagravios, ofensas, insultos o escarnios».
Busca una y otra vez la forma de seducir el corazón de un pueblo que continuamente se desvía del camino.
  • Una de las características de ese amor divino que más nos cuesta entender es su relación con la libertad que nos ha dado. Dios nos ama intensamente, pero nunca viola nuestra libertad ni nos obliga a seguirle.
  • Nos creó con la libertad de escoger y, a pesar de que muchas veces tomamos malas decisiones, respeta esa autonomía. Es por esto por lo que, por ejemplo, Jesús dejó ir al joven rico a pesar de que el texto nos dice que cuando lo miró sintió profundo amor por él (Marcos 10.21).
La maniobra de cercar con espinos a la prostituta dificulta su proceder, pero no interfiere directamente con su voluntad. Ella sigue gozando de la libertad para escoger, solamente que el Señor ha acomodado de tal manera las circunstancias para que le sea más fácil escoger el camino correcto y más difícil hacer lo malo. «Cuando corra tras sus amantes, no podrá alcanzarlos. Los buscará, pero no los encontrará. 
Entonces pensará: “mejor me sería volver a mi esposo porque con él estaba mejor que ahora”» (v. 7).
Cuando observo esta estrategia de amor me maravillo de la profundidad del compromiso que Dios ha asumido con nosotros. No puede torcernos el brazo, pero sí trabaja a nuestro alrededor buscando, por todos los medios, seducirnos con su tierna compasión.
Quizás estés experimentando algo similar a la persona que se siente rodeada por espinos. La vida se te ha vuelto adversa. Todo es lento y trabajoso. La carga que llevas es pesada y luchas con el desánimo. Si es así, posiblemente las circunstancias son portadoras de un mensaje de amor por parte de tu Padre celestial.
Quizás necesites volver a tu primer amor, o retroceder sobre una decisión mal tomada.
Yo puedo dar testimonio del enorme alivio que experimentamos cuando finalmente tomamos esa preciosa decisión: «mejor me sería volver a la casa de mi Padre», porque también he atravesado por momentos de obstinada rebeldía. El Señor, sin embargo, nunca dejó de buscarme, ¡bendito sea su nombre!

Para pensar.
Crees que si fueras tú el elegido pudieras ser como este profeta o pudieras entender el amor de Dios por nosotros que, aunque somos infieles, Ėl está ahí para perdonar y darnos un nuevo comienzo.

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