Sumérgete en el maravilloso amor de Dios
Sumérgete en el maravilloso amor de Dios
“¿Quién es sabio y guardará estas cosas, Y entenderá las misericordias de Jehová?” Salmos 107:43
En una sociedad secular, las estadísticas de depresión aumentan dramáticamente. Las tasas de suicidio se disparan. La ira, la amargura y la desesperanza son evidentes en las expresiones culturales de nuestra época. ¿Por qué? Frecuentemente hay un ingrediente que falta en la psique del hombre moderno: el amor de Dios.
Cuando tomamos represalias; nos atiborramos de sustancias o de ideas que solo dan alivio a nuestro ego herido; nos volvemos envidiosos, batallamos por salir adelante o perdemos las esperanzas; nos hemos olvidado de este ingrediente que hace falta. El amor de Dios hace que todas nuestras emociones falsas pierdan sentido.
Si nosotros los redimidos estuviéramos totalmente convencidos del amor de Dios, la bondad firme que él nos ha demostrado desde el inicio de la creación, entonces perderíamos la base de casi cada una de nuestras inseguridades. Los que se han sumergido en el inmensurable amor de Dios son efectivamente sabios y sumamente seguros. No sienten envidia, deseos de venganza ni razones para temer; no desperdician tiempo en banalidades y no buscan ocasiones para el protagonismo.
Para pensar.
La naturaleza humana nos insta a escondernos cuando tenemos problemas. La Palabra de Dios nos dice que clamemos a él. Seguir la Palabra de Dios es infinitamente más sabio que seguir la naturaleza humana caída. La próxima vez que estés afligido, aférrate al único hecho inalterable: el gran amor de Dios para sus redimidos.
“¿Quién es sabio y guardará estas cosas, Y entenderá las misericordias de Jehová?” Salmos 107:43
En una sociedad secular, las estadísticas de depresión aumentan dramáticamente. Las tasas de suicidio se disparan. La ira, la amargura y la desesperanza son evidentes en las expresiones culturales de nuestra época. ¿Por qué? Frecuentemente hay un ingrediente que falta en la psique del hombre moderno: el amor de Dios.
Cuando tomamos represalias; nos atiborramos de sustancias o de ideas que solo dan alivio a nuestro ego herido; nos volvemos envidiosos, batallamos por salir adelante o perdemos las esperanzas; nos hemos olvidado de este ingrediente que hace falta. El amor de Dios hace que todas nuestras emociones falsas pierdan sentido.
Si nosotros los redimidos estuviéramos totalmente convencidos del amor de Dios, la bondad firme que él nos ha demostrado desde el inicio de la creación, entonces perderíamos la base de casi cada una de nuestras inseguridades. Los que se han sumergido en el inmensurable amor de Dios son efectivamente sabios y sumamente seguros. No sienten envidia, deseos de venganza ni razones para temer; no desperdician tiempo en banalidades y no buscan ocasiones para el protagonismo.
Para pensar.
La naturaleza humana nos insta a escondernos cuando tenemos problemas. La Palabra de Dios nos dice que clamemos a él. Seguir la Palabra de Dios es infinitamente más sabio que seguir la naturaleza humana caída. La próxima vez que estés afligido, aférrate al único hecho inalterable: el gran amor de Dios para sus redimidos.
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