Hablar palabras que den vida
HABLAR PALABRAS QUE DEN VIDA
“pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.” Santiago 3:8
EI rey Salomón lo dijo: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida» (Prov. 4:23).
Nuestro corazón fluye en pensamientos, palabras y acciones. Nuestro corazón es una fuente de vida y necesitamos mantenerlo seguro y limpio. Si lo llenamos de pensamientos tóxicos, entonces de él saldrán comportamientos tóxicos y no podemos vivir o animar o brindar vida saludable a las personas a nuestro alrededor. Nuestros pensamientos dañinos o egoístas nos mantendrán alejados de lo que Dios desea para nuestras vidas.
Si no tienes nada bueno que decir, mejor es no decir nada»: Una frase tan famosa y conocida por todos que estoy seguro creciste escuchando y que debemos aplicar diariamente a nuestras vidas. Por lo mismo, si nuestra boca es dirigida por lo que está en nuestro corazón, entonces debemos hacernos la siguiente pregunta, procurando ser honestos con nosotros mismos: «¿Qué es lo que está en mi corazón?» Al responder sinceramente podremos ver cuáles son las áreas en las que Dios necesita intervenir para sanar.
Tal vez ahora mismo estás abrigando sentimientos de celos. Tal vez estás sintiendo rencor y resentimientos. Solo puedo decir que si no permites que Dios intervenga y te limpie, pronto estarás hablando negativamente de todo y de todos y llegarás a perder la bendición de compartir con tus amigos y familiares, y lo que es peor, perderás la posibilidad de ser una bendición para ellos.
Solo debes recordar siempre que Dios nos ha dado una boca para adorarlo a Él y comunicarles a otros sobre Su amor.
Antes de hablar debemos preguntarnos, ¿lo que voy a decir edifica? ¿Pueden estas palabras causar daño? Aun en la instrucción y confrontación, nuestras palabras deben ayudar y no condenar (Gálatas 6:1). Nunca olvides que todos tendremos que rendir cuentas por nuestras palabras (Mateo 12:3). Y aunque la lengua es difícil de controlar, no es imposible. El Espíritu Santo hace posible nuestra obediencia a Su palabra. Amar a Dios significa obedecerle (Juan 14:21) y el Espíritu Santo es quien produce el fruto del Espíritu en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23).
Para pensar.
Puede ser que ahora mismo sientas que eso es imposible. No te des por vencido. Dios está usando esas situaciones para moldearte a su imagen, solo así vivirás la vida en plenitud de gozo y paz
El amor a Dios nos cambia el corazón que esta maltratado dándonos un corazón perdonador para que fluya de el palabras de amor.
“pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.” Santiago 3:8
EI rey Salomón lo dijo: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida» (Prov. 4:23).
Nuestro corazón fluye en pensamientos, palabras y acciones. Nuestro corazón es una fuente de vida y necesitamos mantenerlo seguro y limpio. Si lo llenamos de pensamientos tóxicos, entonces de él saldrán comportamientos tóxicos y no podemos vivir o animar o brindar vida saludable a las personas a nuestro alrededor. Nuestros pensamientos dañinos o egoístas nos mantendrán alejados de lo que Dios desea para nuestras vidas.
Si no tienes nada bueno que decir, mejor es no decir nada»: Una frase tan famosa y conocida por todos que estoy seguro creciste escuchando y que debemos aplicar diariamente a nuestras vidas. Por lo mismo, si nuestra boca es dirigida por lo que está en nuestro corazón, entonces debemos hacernos la siguiente pregunta, procurando ser honestos con nosotros mismos: «¿Qué es lo que está en mi corazón?» Al responder sinceramente podremos ver cuáles son las áreas en las que Dios necesita intervenir para sanar.
Tal vez ahora mismo estás abrigando sentimientos de celos. Tal vez estás sintiendo rencor y resentimientos. Solo puedo decir que si no permites que Dios intervenga y te limpie, pronto estarás hablando negativamente de todo y de todos y llegarás a perder la bendición de compartir con tus amigos y familiares, y lo que es peor, perderás la posibilidad de ser una bendición para ellos.
Solo debes recordar siempre que Dios nos ha dado una boca para adorarlo a Él y comunicarles a otros sobre Su amor.
Antes de hablar debemos preguntarnos, ¿lo que voy a decir edifica? ¿Pueden estas palabras causar daño? Aun en la instrucción y confrontación, nuestras palabras deben ayudar y no condenar (Gálatas 6:1). Nunca olvides que todos tendremos que rendir cuentas por nuestras palabras (Mateo 12:3). Y aunque la lengua es difícil de controlar, no es imposible. El Espíritu Santo hace posible nuestra obediencia a Su palabra. Amar a Dios significa obedecerle (Juan 14:21) y el Espíritu Santo es quien produce el fruto del Espíritu en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23).
Para pensar.
Puede ser que ahora mismo sientas que eso es imposible. No te des por vencido. Dios está usando esas situaciones para moldearte a su imagen, solo así vivirás la vida en plenitud de gozo y paz
El amor a Dios nos cambia el corazón que esta maltratado dándonos un corazón perdonador para que fluya de el palabras de amor.
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