No te preocupes
NO TE PREOCUPES…
“La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima.”
Proverbios 12:25 NTV
Uno de los problemas más persistentes de los cristianos es la ansiedad. Una de las exhortaciones más constantes de las Escrituras es la de no estar ansioso.
Es una contradicción curiosa, O tal vez tiene mucho sentido. La orden de Dios de no asustarse, de no estar ansioso, de no temer, y de ser fuertes y valientes es tan completa y frecuente por una razón: él sabe que el temor será uno de nuestros peores problemas.
¿Por qué Dios nos reitera sobre la ansiedad?
•Porque como lo dice este proverbio, la preocupación agobia a la persona.
•Es una carga muy pesada.
•Es el contraste de la vida abundante que Jesús vino a darnos.
•La ansiedad impedirá hacer la voluntad de Dios y evitará que disfrutemos de su presencia.
•Cuando estamos concentrados en las amenazas de circunstancias difíciles o de gente problemática, no estamos concentrados en Dios.
•Cuando tememos a las cosas que parecen robarnos la vida, las colocamos en un pedestal más alto que el de Aquel que nos da la vida.
Enfáticamente, Dios no quiere que nos agobiemos. El puede darnos muchas responsabilidades, pero él no nos carga con ellas. Su carga es ligera, porque es Jesús quien lleva las cargas.
Mientras nos preocupamos ansiosamente por nuestras cargas, no dejamos que Jesús las lleve. Simplemente, no podremos experimentar su fortaleza mientras llevemos el peso de la vida con nuestra propia fortaleza. Tenemos que elegir lo uno o lo otro. Debemos elegir al Dios que lleva las cargas.
¿Cuál es la solución para nuestra ansiedad?
Hay varias, y la oración clasifica primera entre ellas. Sin embargo, el proverbio nos da otra: las palabras de aliento. Deja que tu vida esté llena de ellas. Repítelas a ti mismo. Después de todo, la verdad de Dios es de aliento para ti; repítela frecuentemente. Díselas a otros. El vehículo principal de Dios para expresarse en este mundo es a través de la gente. Demuestra verbalmente su amabilidad a los demás. Y cuando los demás te den palabras de aliento, acéptalas. Dios te las ha enviado. Acéptalas, y no estés ansioso.
Para pensar.
“Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».” Mateo 11:28-30 NTV
“La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima.”
Proverbios 12:25 NTV
Uno de los problemas más persistentes de los cristianos es la ansiedad. Una de las exhortaciones más constantes de las Escrituras es la de no estar ansioso.
Es una contradicción curiosa, O tal vez tiene mucho sentido. La orden de Dios de no asustarse, de no estar ansioso, de no temer, y de ser fuertes y valientes es tan completa y frecuente por una razón: él sabe que el temor será uno de nuestros peores problemas.
¿Por qué Dios nos reitera sobre la ansiedad?
•Porque como lo dice este proverbio, la preocupación agobia a la persona.
•Es una carga muy pesada.
•Es el contraste de la vida abundante que Jesús vino a darnos.
•La ansiedad impedirá hacer la voluntad de Dios y evitará que disfrutemos de su presencia.
•Cuando estamos concentrados en las amenazas de circunstancias difíciles o de gente problemática, no estamos concentrados en Dios.
•Cuando tememos a las cosas que parecen robarnos la vida, las colocamos en un pedestal más alto que el de Aquel que nos da la vida.
Enfáticamente, Dios no quiere que nos agobiemos. El puede darnos muchas responsabilidades, pero él no nos carga con ellas. Su carga es ligera, porque es Jesús quien lleva las cargas.
Mientras nos preocupamos ansiosamente por nuestras cargas, no dejamos que Jesús las lleve. Simplemente, no podremos experimentar su fortaleza mientras llevemos el peso de la vida con nuestra propia fortaleza. Tenemos que elegir lo uno o lo otro. Debemos elegir al Dios que lleva las cargas.
¿Cuál es la solución para nuestra ansiedad?
Hay varias, y la oración clasifica primera entre ellas. Sin embargo, el proverbio nos da otra: las palabras de aliento. Deja que tu vida esté llena de ellas. Repítelas a ti mismo. Después de todo, la verdad de Dios es de aliento para ti; repítela frecuentemente. Díselas a otros. El vehículo principal de Dios para expresarse en este mundo es a través de la gente. Demuestra verbalmente su amabilidad a los demás. Y cuando los demás te den palabras de aliento, acéptalas. Dios te las ha enviado. Acéptalas, y no estés ansioso.
Para pensar.
“Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso. Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».” Mateo 11:28-30 NTV
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