El camino a la salud
EL CAMINO A LA SALUD
“Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.“
Proverbios 3:8
No trataremos de conducir nuestro auto sobre el agua ni de usar un yate a toda velocidad por una autopista, ¿por qué? No fueron hechos para eso. Entonces ¿por qué nos involucramos en propósitos para los que no fuimos hechos? ¿Por qué, aunque fuimos creados para estar totalmente haciendo la voluntad de nuestro Creador, llegamos a preocuparnos totalmente por nosotros mismos? Eso daña nuestra mente, y nuestra mente afecta nuestro cuerpo. Nuestros pensamientos se distorsionan, nuestro cuerpo se enferma y terminamos hechos un lío. Un lío egocéntrico. Llegamos a ser como vehículos desubicados en el camino equivocado.
¿Crees eso? ¿Entiendes que fuimos creados para estar fascinados, sobrecogidos y extasiados con nuestro Hacedor? La mente caída evita eso a toda costa. Tratamos de forjarnos un nombre. Tratamos de juntarnos con la gente adecuada. Leemos libros de autoayuda. Aprendemos diversas filosofías y métodos que nos lleven a una mejor forma de vida. Y todo se trata de nosotros.
Dios nos señala que debemos alejarnos de nosotros mismos y volvernos hacia él. Él debe ser nuestra visión, nuestra pasión, nuestro amor. Este principio es tan significativo que puede darle salud a nuestro cuerpo. Cuando nos alineamos con el propósito para el que fuimos creados, somos como la pieza perfecta en una máquina de precisión. Podemos funcionar sin el desgaste indebido. Podemos ser como una bella pieza musical que se ejecuta en la clave correcta. Podemos desempeñarnos sin incomodar a los que nos rodean y sin deprimirnos en el proceso.
Valoramos mucho la buena salud. En un mundo enfermo y caído, es un bien muy valioso, tratar de alimentarnos bien, de tomar nuestras vitaminas, de elegir al médico apropiado, de ejercitarnos a menudo y de orar para evitar las enfermedades mortales. No obstante, si no hemos sumergido nuestra mente en la realidad, de que Dios es nuestro todo en todo, no hemos dado el primer paso hacia la buena salud. Tu mente tiene un efecto profundo en tu fisiología, permite que siempre se alimente de la verdad eterna. — Isaías 58:11 —El Señor te guiará continuamente, Saciará tu deseo en los lugares áridos Y dará vigor a tus huesos. Serás como huerto regado Y como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Para pensar.
Nuestra única ocupación es amar a Dios y deleitarnos en El.
“Porque será medicina a tu cuerpo, Y refrigerio para tus huesos.“
Proverbios 3:8
No trataremos de conducir nuestro auto sobre el agua ni de usar un yate a toda velocidad por una autopista, ¿por qué? No fueron hechos para eso. Entonces ¿por qué nos involucramos en propósitos para los que no fuimos hechos? ¿Por qué, aunque fuimos creados para estar totalmente haciendo la voluntad de nuestro Creador, llegamos a preocuparnos totalmente por nosotros mismos? Eso daña nuestra mente, y nuestra mente afecta nuestro cuerpo. Nuestros pensamientos se distorsionan, nuestro cuerpo se enferma y terminamos hechos un lío. Un lío egocéntrico. Llegamos a ser como vehículos desubicados en el camino equivocado.
¿Crees eso? ¿Entiendes que fuimos creados para estar fascinados, sobrecogidos y extasiados con nuestro Hacedor? La mente caída evita eso a toda costa. Tratamos de forjarnos un nombre. Tratamos de juntarnos con la gente adecuada. Leemos libros de autoayuda. Aprendemos diversas filosofías y métodos que nos lleven a una mejor forma de vida. Y todo se trata de nosotros.
Dios nos señala que debemos alejarnos de nosotros mismos y volvernos hacia él. Él debe ser nuestra visión, nuestra pasión, nuestro amor. Este principio es tan significativo que puede darle salud a nuestro cuerpo. Cuando nos alineamos con el propósito para el que fuimos creados, somos como la pieza perfecta en una máquina de precisión. Podemos funcionar sin el desgaste indebido. Podemos ser como una bella pieza musical que se ejecuta en la clave correcta. Podemos desempeñarnos sin incomodar a los que nos rodean y sin deprimirnos en el proceso.
Valoramos mucho la buena salud. En un mundo enfermo y caído, es un bien muy valioso, tratar de alimentarnos bien, de tomar nuestras vitaminas, de elegir al médico apropiado, de ejercitarnos a menudo y de orar para evitar las enfermedades mortales. No obstante, si no hemos sumergido nuestra mente en la realidad, de que Dios es nuestro todo en todo, no hemos dado el primer paso hacia la buena salud. Tu mente tiene un efecto profundo en tu fisiología, permite que siempre se alimente de la verdad eterna. — Isaías 58:11 —El Señor te guiará continuamente, Saciará tu deseo en los lugares áridos Y dará vigor a tus huesos. Serás como huerto regado Y como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Para pensar.
Nuestra única ocupación es amar a Dios y deleitarnos en El.
No Comments