El avisado ve el mal y se aparta peligro

El hombre prevenido ve el mal y se aparta peligro

El hombre prudente ve el peligro y se protege; el imprudente ciegamente avanza y sufre las consecuencias. Proverbios 22:3

Este versículo nos enseña la importancia de la prudencia y el discernimiento en la vida cristiana. Dios nos ha dado la capacidad de reconocer los peligros espirituales, emocionales y físicos que enfrentamos, pero también nos llama a actuar sabiamente y apartarnos de ellos.
Ser “prudente” no significa ser temeroso, sino ser sabio, vigilante y obediente a las advertencias de Dios. A menudo, el Espíritu Santo nos alerta cuando algo no es seguro para nuestra alma, pero depende de nosotros tomar acción. Ignorar estas advertencias, como lo hacen los simples, puede llevarnos a consecuencias dolorosas y evitables.

La clave para ser una persona prudente radica en el conocimiento de la Palabra de Dios. La Biblia nos da principios para identificar lo bueno y lo malo, para discernir entre lo que edifica y lo que destruye. Además, la oración nos conecta con la guía del Espíritu Santo, quien nos muestra cuándo debemos apartarnos de situaciones, decisiones o influencias que pueden alejarnos del propósito de Dios.

Jesús nos enseñó a orar: “Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal” (Mateo 6:13). Esto refleja nuestro constante llamado a depender de Dios para evitar caer en los peligros del pecado y del enemigo. La prudencia es un acto de obediencia que nos protege y glorifica a Dios.    
Para pensar.
¿Qué decisiones estás enfrentando hoy que necesitan discernimiento?
¿Hay algo que el Señor te está mostrando y a lo que necesitas prestar atención?

Confía en Su guía y actúa con fe.
¿Hay alguna decisión en tu vida que necesite más prudencia?
Busca la dirección de Dios, y no temas esperar o cambiar de rumbo si Él te lo indica. Su protección siempre llega a tiempo.

No Comments