El perdon
El Perdón.
“Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal.” —Mateo 6:12
El perdón es una de las enseñanzas más profundas y desafiantes de Jesús. En esta parte del Padre Nuestro, el Señor nos enseña que el perdón que recibimos de Dios está ligado al perdón que ofrecemos a los demás. No se trata solo de pedir misericordia, sino de ser canales de esa misma misericordia hacia quienes nos han herido.
1. Reconociendo nuestra necesidad de perdón
Todos hemos fallado. En mayor o menor medida, nuestras palabras, pensamientos o acciones han ofendido a Dios y a los demás.
Al pedirle a Dios que nos perdone, reconocemos nuestra fragilidad y dependencia de su gracia.
2. Perdonando como hemos sido perdonados
Jesús nos desafía a extender a otros la misma gracia que hemos recibido.
No es fácil soltar el dolor o la injusticia, pero cuando perdonamos, rompemos las cadenas del resentimiento y abrimos espacio para la paz y la sanidad en nuestro corazón.
3. El perdón como un reflejo del carácter de Dios
Dios nos perdonó a través de Cristo aun cuando no lo merecíamos (Romanos 5:8). Cuando perdonamos, reflejamos su amor y damos testimonio de su presencia en nuestras vidas.
Recuerda que el perdón es una decisión que beneficia tanto al que lo da como al que lo recibe, promoviendo la paz y la armonía en nuestras vidas.
Para pensar.
¿Hay alguien a quien necesitas perdonar hoy?
¿O necesitas pedirle a Dios que sane tu corazón para poder soltar el pasado? Recuerda que el perdón no significa aprobar lo malo, sino liberarte del peso que impide que sigas adelante.
Que Dios te bendiga y te fortalezca en el camino del perdón.
“Perdónanos el mal que hemos hecho, así como nosotros hemos perdonado a los que nos han hecho mal.” —Mateo 6:12
El perdón es una de las enseñanzas más profundas y desafiantes de Jesús. En esta parte del Padre Nuestro, el Señor nos enseña que el perdón que recibimos de Dios está ligado al perdón que ofrecemos a los demás. No se trata solo de pedir misericordia, sino de ser canales de esa misma misericordia hacia quienes nos han herido.
1. Reconociendo nuestra necesidad de perdón
Todos hemos fallado. En mayor o menor medida, nuestras palabras, pensamientos o acciones han ofendido a Dios y a los demás.
Al pedirle a Dios que nos perdone, reconocemos nuestra fragilidad y dependencia de su gracia.
2. Perdonando como hemos sido perdonados
Jesús nos desafía a extender a otros la misma gracia que hemos recibido.
No es fácil soltar el dolor o la injusticia, pero cuando perdonamos, rompemos las cadenas del resentimiento y abrimos espacio para la paz y la sanidad en nuestro corazón.
3. El perdón como un reflejo del carácter de Dios
Dios nos perdonó a través de Cristo aun cuando no lo merecíamos (Romanos 5:8). Cuando perdonamos, reflejamos su amor y damos testimonio de su presencia en nuestras vidas.
Recuerda que el perdón es una decisión que beneficia tanto al que lo da como al que lo recibe, promoviendo la paz y la armonía en nuestras vidas.
Para pensar.
¿Hay alguien a quien necesitas perdonar hoy?
¿O necesitas pedirle a Dios que sane tu corazón para poder soltar el pasado? Recuerda que el perdón no significa aprobar lo malo, sino liberarte del peso que impide que sigas adelante.
Que Dios te bendiga y te fortalezca en el camino del perdón.
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